Capítulo XXX-3

2416 Words

Era curioso que la inválida aprovechara la ocasión para discutir con un adversario invisible. Quizá discutía con su sensatez, que la regañaba por las fantasías que se habían adueñado de ella. —Si olvidara los desatinos cometidos cuando gozaba de salud y libertad, podría quejarme de la vida a la que ahora estoy condenada. Nunca me quejo y nunca lo he hecho. Si olvidara que este mundo, la tierra, ha sido concebido como un lugar de penurias, de trabajos y de oscuros sufrimientos para las criaturas nacidas de su polvo, todavía podrían inspirarme cierta benevolencia las vanidades mundanas. Pero no me la inspiran. Si no supiera que merecemos, todos y cada uno de nosotros, y merecemos justamente, una ira que debe ser saciada, y contra la que es inútil reaccionar, podría lamentarme por las difere

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