—Pero, sí, bueno, mire; no tiene cita previa —dijo el joven Barnacle. (Para entonces había encontrado el monóculo y se lo había puesto). —No, una cita es justo lo que desearía. —Ah, sí, bueno, mire, ¿es un asunto oficial? —preguntó Barnacle hijo. (¡Clic! El monóculo volvió a caerse. Barnacle hijo se sumió en un estado de búsqueda durante el cual el señor Clennam consideró innecesario contestar). —¿Se trata de algún asunto de tonelaje náutico —preguntó Barnacle hijo al observar el rostro bronceado del visitante— o algo parecido? (Hizo una pausa esperando la respuesta, se abrió el ojo derecho con la mano y se metió la lente de modo tan inflamatorio que el ojo empezó a llorarle terriblemente). —No —contestó Arthur—, no tiene nada que ver con el tonelaje. —Ah, sí, bueno: entonces, será