Martha Ver a Sofía después de tantas semanas y con todo lo que había pasado era un gran alivio para mí. Sofía era un pilar importante en mi vida, no quería sentirme como una niña, pero así me sentía, como una niña perdida en el mercado cuando sus padres se descuidaban, estuvimos largo rato abrazadas y luego nos sentamos —¿Cómo estás? —Me preguntó, con lágrimas en los ojos —no pude venir antes de que llegara una niñera que le contraté a Diego. —No te preocupes ¿Cómo está mi hijo? —quise saber de él. —El niño está bien. Te extraña mucho, pero ¿cómo estás tú? —¿Cómo quieres que este? metida en una cárcel de cuatro por cuatro por la acusación de haber matado y desaparecido el cuerpo de mi esposo. Tú sabes que yo amaba a Miguel, yo no pude haberlo matado y menos por un seguro que ni siquie