El invitado

663 Words
Y así, tras las primeras semanas de silencio, que tanto asustaron a Philippe, llegaron los días de las respuestas evasivas. Aquellas contestaciones vacías de contenido sobre cuando volverían sus padres y su hermano enervaban al pequeño.  Al final,  el niño acabó pensando que su madre y el bebé habían acompañado a su padre en aquel viaje,  y dio rienda suelta a un enfado permanente " ya me habrían llevado con ellos ". Cuando sonó el timbre de la puerta,  no sabía cuantas semanas habían pasado.  Se asomo por la ventana de su habitación y vio parte de un abrigo que reconoció al instante. Bajo los escalones de dos en dos y abrió la puerta con la mejor de sus sonrisas.  - ya era hora- trataba de fingir enfado, pero la vuelta a casa de su familia le hacía olvidarse del enojo de las últimas semanas. Su padre le dedicó una triste sonrisa antes de estrecharle en un abrazo. A su lado,un niño de la altura de Philippe no apartaba la mirada de aquel reencuentro. El hijo se separo de los brazos de su padre y observó a su acompañante. La mirada gélida como el hielo, de unos ojos azules casi transparentes. La piel, blanca y fina, moteada de pecas, y una cabellera a medio camino entre el rubio blanquecino y el color del fuego. Su rostro era imperturbable. Sin duda, no era como se lo había imaginado. -Hala! ¡ Has crecido más rápido que yo!- exclamó Philippe. Tuvieron que pasar unos días para que comprendiera que aquel no era su hermano. Al menos, no carnal. Para que entendiera que no iba a conocer al bebé que había esperado con tanta ansias  que su madre no iba a volver. Nunca más.  Tuvieron que pasar algunas semanas más hasta que los tres volvieron a Bélgica, hasta que comprendió que aquel niño era más especial para su padre que él. Y que era mucho más que un hijo. Sólo meses después Philippe comenzó a entender el porqué. Su padre había tratado de explicárselo, aunque no era necesario. Lo veía con sus propios ojos cada día y le ponía los pelos de punta. Ellos se quedaban en casa mientras Philippe asistía a sus clases en la escuela primaria.Su padre ahora trabaja allí. Ya no le hacía falta todo lo que tenía en aquel instituto de Estocolmo. Ahora le bastaba con tenerlo a él. Philippe acabó por preferir las aburridas clases del colegio y la compañía de los otros alumnos antes que el ambiente claustrofobico de su casa. Su padre, cada día más volcado en sus estudios, apenas se daba cuenta de los escalofríos que recorrían a Philippe cuando se cruzaba con aquel niño. Aquello creció hasta los límites insospechados a medida que aquel niño se hacía mayor, para gran sorpresa del doctor y para horror de su primogénito. Por su parte, el invitado( para Philippe  siempre sería un molesto invitado más que un hermano) parecía inmutable a su rechazo e imperturbable ante sus propias capacidades. Años más tarde, Philippe pudo poner nombre a todo aquello, comprender la gravedad de la situación. Para entonces, tal vez, ya era tarde. Los avances en las investigaciones del doctor eran notables, y éste encontró los fondos necesarios para ampliarlas. Volvieron los viajes, los laboratorios...." Al menos, ya no esta aquí adentro", se decía Philippe a si mismo. Aquello no le tranquilizaba. ¿ Hasta que punto estaba bien robarle la vida así a alguien? Un niño no podía decidir libremente algo tan importante, ni siquiera un niño tan especial como aquel. Aquella rozaba los límites de la moral, se sostenía peligrosamente en una cuerda floja. Aquello nunca le gustó  quizá, sobre todo, por que lo temió  Ahora su padre podría.... .... encontrar más. HASTA AQUI LA PEQUEÑA HISTORIA DE UN PERSONAJE EN EL PROXIMO CAPÍTULO YA COMENZAREMOS CON LO PRINCIPAL..... ESPERO LES ESTE GUSTANDO, YA SABEN ESTA HISTORIA NO ES MIA, TODOS LOS DERECHOS A LA ESCRITORA PAULA SAEZ . GRACIAS !!
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD