Una larga semana transcurrió, se dio cuenta al segundo día que Mendoza Paz le seguía, y la duda le carcomía de si sabría o no sobre su encuentro con Jerry. No había salido el nombre del chico en la lista de desaparecidos, así que dudaba que alguien lo hubiese denunciado como desaparecido aún. No podía levantarse de la cama, aunque quería, tenía retortijones muy intensos en su estómago y aunque no expulsaba nada por ningún lado, tenía severas náuseas y dolor de cabeza. “Uno más, uno más” le pedía Anhá en su cabeza, aturdiendola de tal manera que tenía que poner ambas manos sobre sus orejas y eso aún así no detenía el zumbido demoledor que atacaba sus oídos cuando la voz de su Señor le inundaba el pensamiento “¿No los quieres ver, hija mía?” le preguntaba con un toque de burla “¿No quieres