Capítulo 2.2

1783 Words
Ante la pregunta del periodista, Ryusei confirmó que él seguiría siendo un aliado cercano de la organización de ayuda civil para lo que ellos necesiten y que el Conglomerado Sa-Na, donde su familia era una cofundadora, haría entrega de un donativo cuantioso en los próximos días. Una semana después, el programa de responsabilidad social de dicho conglomerado y que era gestionado por las esposas de los cofundadores y sus hijos, hicieron entrega de tres millones de dólares estadounidenses al programa de acogida de madres adolescentes, e invitaron a la organización de ayuda civil a trabajar también en j***n, donde la tasa de madres adolescentes no sería muy alta, pero si la de madres solteras que muchas veces no cuentan con el apoyo adecuado al ser rechazadas por sus familias por los arraigados conceptos de honor que tienen los japoneses. Al final Ryusei indicó que por encima de cualquier contrato que lo hiciera partícipe de cualquier película, programa de televisión o representación de imagen de marca, aceptaba ser la imagen de la organización de ayuda civil para promover el programa de acogida de madres adolescentes y crear consciencia sobre el control natal, la responsabilidad en los actos coitales por parte de los adolescentes y el apoyo que deben recibir las adolescentes por parte de sus parejas y familiares, ya que no estamos hablando de un sola vida abandonada, sino de dos o más, si es que el embarazo era múltiple. En el programa de los sábados por la tarde de Ann Houston realizaron un reportaje en donde hablaron sobre Ryusei Miura y su poderosa familia materna, de dónde habían salido esos tres millones de dólares que se le entregó a la organización de ayuda civil para su programa de acogida de madres adolescentes, resaltando aún más el altruismo de Los Sato y del joven actor. A la Houston le encantó poder hablar más sobre Ryusei en su programa, ya que estaba haciendo un gran trabajo al mantenerse en vigencia, a la vez que ayudaba a quienes ya lo hacían. Cuando su agente le informó del reportaje que el equipo de Ann Houston había preparado sobre él y su familia, Ryusei no podía ocultar lo feliz que se sentía al saber que la periodista estaba pendiente de sus pasos. A su agente le pareció exagerada la alegría del actor, pero no lo criticó porque mientras estuviera llamando la atención de la prensa y del público de manera positiva, todo iba bien. El joven actor japonés vio varias veces el programa de la Houston de ese fin de semana, repitiendo específicamente el momento en que ella daba pase al reportaje, el cual había sido grabado utilizando la voz de la periodista. Por esa noche, Ryusei se permitió soñar con un futuro en que se encontraba con Ann Houston y le podía confesar que la admiraba. «Si tengo la oportunidad de tratarte más, de conocerte a profundidad, sería un tonto si solo te digo que te admiro. Si se me brinda la dicha de poder ser tu amigo, te confesaré que me gustas, que me gustas mucho. Nada pierdo con decirlo, aunque me rechaces porque de seguro alguien más debe ser el dueño de tu corazón», reflexionaba el actor en la oscuridad de su alcoba hasta que el sueño llegó a él. Ryusei estaba ganando un sitio en la industria del espectáculo en los Estados Unidos no solo como un buen actor, sino que ahora era reconocido por sus habilidades en el baile y el buen corazón que tenía al apoyar una causa benéfica sin obtener algo a cambio más que la satisfacción de ayudar a quien lo necesita. Todo esto llamó la atención de Caeleb Phelps, un reconocido director y productor de Broadway que estaba armando el elenco de su siguiente puesta en escena, la adaptación para teatro de La hija de la fortuna, novela de la escritora chilena Isabel Allende, reconocida mundialmente por su novela La casa de los espíritus que fue llevaba al cine. Phelps necesitaba contar con un actor del este a******o para que interprete a uno de los personajes principales de la historia, el médico tradicional c***o Tao Chi’en, por lo que pensó en Ryusei Miura como su primera opción, y ni bien se enteró que este estaría en New York justamente por la labor altruista que había emprendido a favor de la organización de ayuda civil que conoció en la competencia internacional de baile, no dudó en buscarlo para ofrecerle que interprete a ese personaje. El joven actor japonés se sorprendió gratamente por la propuesta que le hizo Phelps, ya que a él le encantaba el teatro. En su niñez y adolescencia trabajó principalmente la actuación en obras de teatro, por lo que guardaba con mucho cariño recuerdos de esa época, cuando descubrió que más que modelar, lo que a él le gustaba era actuar. Al analizar los tiempos que tomarían los ensayos y la temporada de la puesta en escena, no dudó en aceptar porque no afectaba en lo absoluto al contrato que ya tenía con la casa productora para la siguiente película del Agente 007, así que armó maletas y se mudó a la ciudad de New York para participar en el primer trabajo que haría en Broadway, haciendo realidad otro sueño que tuvo desde que era niño. La hija de la fortuna trata sobre la historia de Eliza Sommers, una joven chilena que es criada por tres hermanos ingleses que llegaron a Valparaiso para hacer fortuna, quien se enamora perdidamente de Joaquín Andieta, un joven empleado de la familia que harto de la pobreza viaja a California ante las noticias de que se había hallado un enorme yacimiento de oro, y quiere probar suerte por esas tierras. Eliza, enamorada y embarazada, va detrás de él, y logra embarcarse hacia los Estados Unidos gracias a la ayuda de Tao Chi’en, quien cumplía con la labor de ayudante de cocina en uno de los barcos de propiedad de Los Sommers. En el camino, Eliza enferma, pierde a su hijo y la amistad con Tao Chi’en crece, por lo que es este quien la ayuda a orientarse en las peligrosas tierras del lejano oeste, convirtiéndose Eliza en una mujer valiente y decidida, y él en el médico tradicional c***o que siempre quiso ser. Para el personaje de Eliza Sommers, Phelps eligió a la joven actriz Emma White, quien acababa de terminar su vínculo laboral con la casa productora que filmó la Saga Ocaso, serie narrativa de literatura juvenil que por su éxito mundial no dudaron en llevarla al cine. Phelps tenía un particular interés porque la joven White formara parte de su elenco. Ese interés tenía nombre y apellido: Ann Houston. Resulta que la periodista y la joven actriz inglesa eran familia, tía y sobrina, y Caeleb Phelps, que era uno de tantos pretendientes que la renombrada periodista había tenido y nunca aceptó, quería aprovecharse de la participación de Emma en la obra de teatro para estar cerca de Ann. Phelps sentía que no le habían dado la oportunidad de ganarse el corazón de la Houston, por lo que veía una buena manera de que ella lo conociera mejor si trabajaba al lado de su sobrina, quien estaba bajo la custodia de la periodista desde que llegó a los Estados Unidos hace un poco más de nueve años atrás. Terminada la filmación de las tres películas que componían la Saga Ocaso, Emma analizaba algunas propuestas para mantener su permanencia en el cielo de las estrellas de Hollywood. Habían pasado nueve años desde que dejara su hogar en Inglaterra y aprendiera que un consejo de su tía Ann era como un consejo de su madre. La joven reforzó el amor que siempre sintió por su tía estadounidense, ese amor sembrado por su madre y que ahora, tras la convivencia, cosechara a través de momentos felices con esa mujer madura, inteligente y muy atractiva que sin entender por qué, vivía sola en un mundo donde pretendientes no le faltaban, ya que en esos años compartiendo juntas había sido testigo de los flirteos de varios hombres poderosos, no solo del cine, teatro y televisión de ese país, sino también de la política, las ciencias y el deporte, a quienes siempre rechazaba. Cuando Emma recibió la propuesta de realizar el papel de Eliza Summers en la adaptación para teatro de La hija de la fortuna, ella lo dejó como una última opción. Ann se enteró de ese rol para su sobrina por medio del propio Caeleb Phelps, ya que a éste le emocionaba mucho que la brillante sobrina de la Houston sea su Eliza, y por ello habló con la mujer que Hollywood veía como la consciencia de Emma White. Ann recomendó a su sobrina aceptar esa oferta. A la joven no le pareció adecuado porque ella quería continuar trabajando en Hollywood, y Broadway no llamaba su atención, aún más cuando ello implicaba mudarse al otro lado del país, pero Ann sabía que el actor que es capaz de brillar en el teatro es capaz de deslumbrar en el cine, además que esperaba que los otros talentos de su sobrina fueran puestos a la vista de los estadounidenses, ya que, en Inglaterra, Emma inició su carrera en obras de teatro musical, donde sus cualidades para el baile y el canto hicieron de ella la preferida de los directores. A Emma le encantaba de idea de volver a actuar en teatro, pero creía que ello la haría retroceder en su ascenso a ser una estrella del cine mundial. Ann insistió con que aceptara el papel de Eliza y convenció a su sobrina tras emitir un reportaje que ella misma preparó sobre los actores hollywoodenses que participaron en puestas teatrales. El ver que grandes estrellas ganadoras del Oscar, Globo de Oro y otros premios habían participado en musicales y dramas para teatro, animó a Emma a despojarse del prejuicio y aceptar la propuesta. El trabajo de Ann no generaba ningún inconveniente para dejar Los Ángeles y mudarse a New York, ya que la cadena televisiva ABC contaba con reproductoras por todo el país, y la sede en New York era una de las más importantes y completas que tenía. Con ese nuevo equipo de producción e investigación, en un moderno y distinto set de televisión, la periodista empezaría a grabar las secciones de espectáculos para los noticieros de la cadena y el programa que lanzaba en vivo todos los sábados terminando la tarde cuando arribó a La Gran Manzana. Ann y Emma se mudaron a New York a la semana de haber aceptado la propuesta de Phelps, iniciando una nueva etapa en la profesión de la joven actriz, y, sin saberlo, en la vida de la periodista.
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