Al día siguiente Héctor tuvo que ir a una de sus casinos para resolver unos asuntos o eso fué lo que me dijo, así que está era la oportunidad perfecta, no tendríamos otra. Caminaba de un lugar a otro dentro de la habitación completamente ansiosa mientras esperaba a Gael. En ese instante tocan la puerta y de inmediato voy abrirla; al hacerlo hay está él y una gran sonrisa de alivio se dibuja en mis labios. Contengo mis ganas de abrazarlo, tomo su mano y lo jalo levemente para que entre a la habitación. —¿Listo? —le pregunté. —Si... —susurró. En los de Gael podía ver duda y confusión. —¿Te estás arrepintiendo? —le pregunté decepcionada. —Entiéndeme, eres la esposa de mi padre y con esto que estoy haciendo, lo estoy traicionando no solo a él sino también a mí familia, y eso no es fácil