[ZAED]
Continúo viendo la escena de como Alejandro besa a Nayra de una manera que pareciera que se le fuera la vida en ello, y Sam deja de bailar al darse cuenda de que no le estoy prestando atención —¿Qué sucede?— Me pregunta, pero al no recibir respuesta de mi parte, ella solo mira hacia donde yo estoy mirando —Oh... ya entiendo.— Dice entre risas. —Vaya beso...— Comenta y honestamente no quiero escucharla.
Sigo mirándolos hasta que noto como Nayra tambalea entre sus brazos «¿esta ebria?» Me pregunto por dentro —Discúlpame Sam— Me excuso y la suelto para caminar hacia donde están ellos. —Nayra, ¿te encuentras bien?— Le pregunto al ver que se sujeta del hombro de Alejandro y se inclina un poco mirando hacia el piso.
—Yo me ocupo Zaed.— Propone él y no quiero ni escucharlo, no puedo creer lo que ha hecho.
Fijo mi mirada en la suya de inmediato y es que de verdad estoy enfadado —Ya vi cómo te ocupas, aprovechando que tiene algunos tragos de más.— Le reclamo, y sujeto a Nayra por la cintura haciendo que se apoye en mí. —Ven, vamos.— Le digo, aunque dudo que me escuche, o se de cuenta de lo que esta haciendo.
—¡Zaed! ¡Yo la llevo a la casa!— Insiste él mientras se acerca a mí cuando me voy Alejandro con ella.
—Tú y yo vamos a hablar después...— Sentencio sin mirarlo. —Y no, no te preocupes, yo la llevo. A donde menos las llevaras tú es a su casa.— Digo de manera borde y me alejo dejándolo hablando solo como debió quedarse toda esta noche.
No puedo creer que se haya aprovechado de ella de esta manera. Le creí, me dijo que estaba enamorado de Nayra... si estuviese tan enamorado no haría estas cosas, habría esperado a que ella estuviese en sus cinco sentidos para decirle lo que siente y besarla de una manera correcta, con ella al tanto de lo que esta ocurriendo y no como esta ahora. Tengo tanta rabia...
Camino con ella como puedo hasta el auto, y al llegar abro la puerta, y la subo cuidadosamente para no lastimarla. Su vestido se levanta más de la cuenta al sentarla y vaya que era corto… Lo acomodo un poco, le abrocho el cinturón de seguridad, cierro la puerta, y luego doy la vuelta al auto para subir al lado del conductor. Una vez que subo al auto y pongo el coche en marcha, la vuelvo a mirar para asegurarme que ella esta bien y finalmente emprendo camino.
Mientras conduzco la veo apoyando su cabeza sobre el cristal y no puedo entender porque ha tomado tanto ni como es que yo no me di cuenta de lo que estaba haciendo. Normalmente no bebe de esta manera, y las veces que lo hizo fue junto a mí… una estúpida sonrisa se dibuja en mi rostro al recordar su primera borrachera. Aún recuerdo que la tuve que llevar a mi casa para que sus padres no la vieran y al entrar a mi habitación comenzó a bailarme mientras se quitaba la ropa. Son tantos los recuerdos que tengo junto a ella que podría escribir un libro con ellos, definitivamente tenemos muchos momentos vividos.
Unos cuantos minutos después llego a la casa, y una vez que paso la entrada principal, abro la puerta del garaje con el control a distancia y aparco el auto para que ninguno de los empleados me vea. Cierro el portón, bajo del vehículo y voy hacia el lado del pasajero para luego lentamente bajarla de este y tratando de no hacer mucho ruido, entro a la casa con ella intentando decirme no sé qué cosa mientras la cargo y la subo a mi habitación. Agradezco que sea muy tarde y nadie esté dando vueltas por la casa, de otra manera estarían haciéndome muchas preguntas.
Una vez que llego a donde esta mi habitación, abro la puerta, entro, y la recuesto cuidadosamente sobre mi cama. La observo mientras se acomoda en esta y no puedo creer que haya terminado así, no quiero ni pensar que hubiese pasado si Alejandro hubiera sido quien se la llevara. Él no la iba a llevar a su casa, sino a la de él y el solo hecho de pensar que se le haya pasado por la cabeza hacer algo así sin su consentimiento hace que mis puños se cierren de la rabia, nunca dejaría que alguien le hiciera daño a ella.
Tomo la manta que hay sobre el sofá que esta en mi habitación y luego regreso a donde esta ella y la cubro para que no tenga frio durante la noche. No me puedo quedar aquí con ella, si lo hago y alguien entra por la mañana y nos ve juntos van a sospechar de lo que pasa entre nosotros y no necesitamos eso ahora. Todos saben la confianza que hay entre los dos, pero de ahí a entender que durmamos en la misma cama es otra cosa, sobre todo cuando nos siguen viendo como si ambos fuéramos familia, lo que hacemos, solo ocurre cuando nadie nos ve y solo para pasarla increíblemente bien y sin reproche o titulo alguno...
La miro una última vez, y salgo de la habitación cerrando la puerta detrás de mi. Mientras camino hacia una de las tantas habitaciones de huéspedes que tenemos, tomo mi móvil y le envió un mensaje a Alexandra, la mamá de Nayra dejándole saber que ella se ha quedado en mi casa porque se le han pasado las copas, ella sabe perfectamente que no es la primera vez que ocurre, así que no será un problema, algo que me deja tranquilo. Entro a la habitación, cierro la puerta detrás de mi, me quito los zapatos, el cinturón, el pantalón, y la camiseta, y me acuesto para poder descansar después de esta noche tan extraña que pase.
A la mañana siguiente:
Unos golpes en la puerta hacen que abra mis ojos de manera brusca, y aun dormido levanto mi cabeza de la almohada dándome cuenta de donde estoy y recordando todo lo que paso —¡Adelante!— Digo confundido y cuando la puerta se abre, allí esta ella.
—Hola...— Me saluda con una media sonrisa mientras entra y cierra la puerta detrás de suyo.
—Hola, ¿Cómo te sientes?— Pregunto sentándome un poco mejor en la cama.
Ella se sienta en el borde de esta sin apartar su mirada de mí. —Mejor de lo que debería. Se me pasaron los tragos.— Responde de manera tímida y sé muy bien que esta avergonzada por la situación.
—Un poco, ¿recuerdas lo que paso anoche?— Averiguo.
—Si, no estaba extremadamente ebria.— Explica entre risas nerviosas.
—¿Es decir que recuerdas el beso con Alejandro?— Me atrevo a preguntarle.
—Recuerdo que me tomo por sorpresa...— Me responde sin dejar de mirarme.
Mi mirada no se aparta de la suya —Pero, tú le correspondiste.— Digo serio. —Te vi.— Continuo.
—Zaed, estaba mareada... respondí, pero honestamente no sé muy bien que paso.— Se defiende.
Respiro profundo, ordeno las palabras en mi cabeza y no aparto mis ojos de los suyos —Lo que pasa es que Alejandro está enamorado de ti, o al menos eso me dijo. Aunque, ahora lo dudo porque de no ser por mi hubieses terminado en su cama sin saber lo que estabas haciendo.— Digo de manera borde.
—¡¿Qué dices?! ¿Enamorado de mí?— Pregunta muy sorprendida y no entiendo como es que no se ha dado cuenta.
—Nayra, ¿no te habías dado cuenta? Te come con la mirada cada vez que te ve.— Le explico.
—No, no lo sabía... — Susurra.
—¿Y ahora que lo sabes que vas a hacer?— Inquiero.
—Nada...— Rebate como si fuera algo obvio.
—¿No te pasa nada con él?— Averiguo.
—No, ya sabes lo que creo del amor.— Expresa.
Claro que sé lo que cree del amor. Desde que el imbécil de Mateo le rompió el corazón engañándola con otra y dejando a esa mujer embarazada, ella no quiere saber más nada de una relación seria. Ese año que ella estuvo en una relación con él, fue el único año en el cual entre nosotros no pasó absolutamente nada. Aún recuerdo muy bien la noche que lo vio a él con aquella mujer y vino a mí para desahogarse. Los recuerdos de ella llorando entre mis brazos están clarísimos, fue entre sollozos que nos besamos y todo volvió a empezar como si el tiempo nunca hubiese transcurrido.
—Lo sé. Crees que es una mentira, que es algo que te hace sentir en las nubes para después hacerte caer con todas sus fuerzas sobre el suelo, que es un engaño, que los hombres somos unos imbéciles, y no cuantas otras cosas más que me has dicho.— Digo con una media sonrisa al recordar todas sus palabras.
—Exactamente.— Responde firme.
—Bueno, pero quizás con Alejandro... No sé... — Trato de decir.
—No Zaed, ya sabes cómo pienso.— Intercede antes de que pueda continuar.
—Vale, no insisto más.— Digo levantando mis manos.
—Mejor.— Dice un poco más aliviada.
—Solo dime una cosa.— Le pido con una media sonrisa.
—¿Cuál?— Pregunta entrecerrando sus ojos.
—¿Besa mejor que yo?— Indago y luego me echo a reír haciendo que ella también lo haga.
—No, solo tú sabes exactamente como me gusta que me besen.— Responde con una sonrisa y luego se pone de pie. —Bueno, me voy a mi casa. Gracias por cuidarme.— Agradece como si nada y sonrió.
—Para eso somos los amigos.— Contesto mientras la veo salir y puedo escuchar su risa mientras se aleja.
Me recuesto nuevamente sobre la cama y no quiero ni imaginarme la conversación que me espera con mi mejor amigo acerca de lo que ocurrió. Mucho menos quiero imaginarme su cara al saber que le he dicho a Nayra lo que él siente por ella… definitivamente será una conversación interesante.