—Lo siento… —Me cegué tanto al odio que no me di cuenta que estaba lastimando a alguien. —¿Tanto rencor sientes por los hombres? —me pregunta tratando de conectar con mi mirada, pero yo me encogí en mis hombros por lo avergonzada que estaba. —¿Viniste en taxi? —Quise cambiar de tema, la verdad es que me sentía muy mal por lo que he hecho. —No, traje mi auto, déjame llevarte a tu casa —me ofrece y yo asentí un poco perdida, pensando en lo que he hecho. Mañana se lo compensaré al guardia, él no se merecía ser tratado así por una broma que hicieron los amigos de Miguel, pero como siempre, la ira me ciega y me llevo a cualquiera por el camino. No es que sea mala con toda los hombres, es que me molestó que pudiesen permitir aquella broma, ni siquiera me dio la opción de cobrar la multa en