-¡Espera! Gritó con el corazón bombeando en sus oídos ante la expectativa de la excitación. -¿Qué pasa? -Te advierto que no me vas a usar para desahogar tus frustraciones, no sé qué provocó tu enojo, pero no voy a pagar las consecuencias, así es que más te vale ser gentil, si no quieres que regrese a mi apartamento. -Te necesito. -Lo sé, aquí estoy. Unos minutos mirándose a los ojos, y ya estaba todo aclarado, continuaron con su salvaje asalto, complaciendo las necesidades del otro, e intentando hacerlo bien esta vez. El día jueves, fue una locura, Caroline y Collin, no tuvieron un solo momento a solas desde que pusieron un pie en la oficina, pasaron de reunión en reunión, hasta pasadas las 8 de la noche, hora en que Caroline, se obligó a marcharse, no perdonaba faltar a una de sus