Esa tarde ella le contó sin sentir remordimiento parte de su historia con Constantine, parte del quiebre, y esa sensación de confort que le suponía hablar con él, la hacía sentir que estaba donde necesitaba estar. -Tienes mucha ropa. Había dicho Collin, admirando su armario por primera vez. -Lo sé, me gusta. -¿Te gusta vestir bien? -Me hace sentir cómoda. Encogiéndose de hombros, mientras Collin, husmeaba en su amplio armario, pasando traje por traje, mirándolos todos, sonriendo mientras recordaba con cuales la había visto y con cuales aún no. -Son…, costosos. -La mayoría los compró el tarado… Suspiró al recordar como habían llegado a ella. -¿Es la razón por la que no me dejas comprarte nada? -Collin, tú no me comprarías un traje, ¿tengo que recordarte cuantas bolsas eran las qu