-¿De…, de qué hablas…? Susurró abrumado, colmado de felicidad y aterrado porque haya leído los correos. Porque si de algo estaba seguro, eso era que, ni Constantine, ni nadie, lo iba a obligar a hacer algo que no quisiera, mucho menos si Caroline, estaba en medio, la iba a proteger sin importarle las consecuencias. -He visto sus correos, tu cuenta estaba abierta. -Caroline, no voy a trabajar con él porque me lo ordene. -¿Porqué no me lo dijiste? ¿No confías en mí? -No, cariño, no es eso…, se lo mal que te pone hablar de ese tarado. Explica sosteniendo sus manos. -No me pone mal, me enoja, todo lo que él provoca en mí es enojo, que te quede bien claro, porque tú con tus “intenciones” de protegerme, solo aumentas los secretos entre nosotros… -Cari, no te enojes, no ahora… -Los secre