En un brusco movimiento consiguió quitarle la ropa interior, rasgando uno de los extremos de su tanga en el proceso. Desde su primera vez juntos, que no eran tan salvajes, y eso los divertía. -¿Caia tiene llaves? -preguntó de la nada. -Cari..., no pudo..., no hablemos..., -jadea conteniendo las ganas de gritar. -¡¿Tiene o no tiene?! –insistió enojada. -¡Sí! –gritó a punto de explotar. -..., está entrando -susurra seria. -¡Mierda! -bramó al tiempo que se apartaba con brusquedad de ella. -¡Collin! –gritó ante el brusco abandono. -Ahora no, necesito... ¡Carajo! Furioso fue hasta la puerta, con piernas tambaleantes, y frustrado, cerró de un portazo y le puso llave. -¿Porqué tan mal genio? –se burló desde la cama. -Lo único que quiero es un orgasmo de mi novia, y ella se burla de mí,