Prologo
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PRÓLOGO:
Desde que tengo memoria, he sido un imán para los problemas.
Mis padres fallecieron en un accidente automovilístico cuando yo tenía tres meses de edad, viajaba con ellos y solo yo sobreviví. Mi tía materna quien era gemela de mi madre y su esposo me adoptaron, eran buenas personas,los amaba muchísimo, sin embargo, cuando cumplí diez años, fueron asesinados a sangre fría en nuestra propia casa.
Aun recuerdo cuando mi tío, Lemuel Rods lleno de sangre, tirado en el suelo me gritó que corriera.
Corrí tanto como mis piernas lo permitieron, adentrándome en el bosque.
No fui consciente de que tan profundo me adentre hasta que tropecé con la raíz de un árbol, cayendo estrepitosamente al suelo y golpeando mi cabeza con una roca.
Mi vista era borrosa, pero juraría que antes de perder la conciencia, vi a un chico de larga cabellera rubia mirándome.
Cuando desperté, estaba dentro de un tronco hueco. ¿Cómo llegué allí?
Me asomé de entre el tronco y no había nadie, el sol estaba comenzando a salir, así que debía darme prisa y encontrar ayuda.
Caminé hasta hallar la carretera, una pareja de ancianos me encontró y me llevó a la estación de policía.
Allí, me enteré de que mis tíos habían muerto.
Hasta ese entonces, los dictámenes de la policía decían que había sido un robo que salió mal.
Servicios sociales me mandó con otros parientes, esta vez de línea paterna, los Sullivan.
El hermano de mi padre y su esposa.
Eran muy distintos a mis tíos Rods. Ellos no me querían, me acogieron por puro compromiso y obligación moral.
Solían decirme constantemente que mi sola existencia era una maldición y que yo solo acarreaba problemas.
Cuando tenía quince años, caminaba de regreso a casa de la escuela, yo estaba en el turno vespertino, así que mis clases terminaban a las ocho de la noche y llegaba a casa alrededor de las nueve.
Una noche, el autobús escolar se averió unas cuadras antes de llegar a la parada cercana a mi casa, así que decidí caminar.
Comencé a sentir que me seguían y apresure el paso, apretando mis carpetas contra mi pecho, era mediados de Octubre y hacía mucho frío. Miraba por encima del hombro y vi que dos tipos estaban siguiendome.
Comencé a correr, pero al llegar a un callejón, debido al aguanieve que estaba empezando a caer, mis zapatos resbalaron y caí al suelo.
Intenté pararme como pude, retrocedí arrastrándome de nalgas hasta toparme con una pared para ayudarme a levantarme.
Estaba perdida, esos tipos iban a abusarme y no había nada que yo pudiera hacer, era débil. Solo cerré los ojos esperando mi fin mientras comenzaba a llorar.
Entonces comencé a escuchar golpes y abrí los ojos.
Había un tercer sujeto, era alto, fornido, de cabello largo, castaño claro casi rubio y ojos café que sostiene un enorme bastón similar al que usan las personas invidentes, estaba golpeando a los sujetos con él.
Volteó a verme después de dejar inconscientes a los tipos.
Nos miramos por fracción de segundos y entonces me habló.
— Será mejor que te vayas ahora niña, así como esos tipos te siguieron, cualquier otro más puede hacerlo. Tienes algo que llama al peligro, y creeme...la próxima vez no serán simples personas.
Dicho esto, me levanté como pude,
tartamudee un gracias y salí corriendo en dirección a casa, donde lejos de ser comprensivos conmigo, me tacharon de zorra y me mandaron a mi habitación sin cenar.
Si, mis tíos podían llegar a ser los más miserables y es cuando más extrañaba a mis tíos Lemuel y Agata.
Esa noche no pude dormir.
Saqué mi block de dibujo y comencé a dibujar la escena de los tipos en el suelo y al chico de cabellera larga.
No pude evitar recordar al chico del bosque, ¿esa vez lo habré imaginado? era muy parecido a este joven. Pero era improbable, ya que estábamos a miles de kilómetros de los bosques espesos de Missouri donde vivía con mis tíos Lemuel y Ágata Rods.
Ahora estaba en la fría Nebraska con mis tíos Spencer y Stephanie Sullivan. Sin duda debía ser una casualidad, además, el chico lucía igual que en aquel recuerdo, quizá sea solo una alucinación, pues han pasado cinco años. Tal vez el chico que me ayudó ni siquiera se veía así y lo idealice de esa manera.
Mi amor platónico era un chico misterioso y quizá imaginario, con una ronca voz hipnotica.
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No me he presentado, mi nombre es Amanda Sullivan, actualmente tengo veintidós años y estudio en el centro médico de la Universidad de Nebraska para ser química farmacobiologa, desde chica siempre me interesó la sangre, lo que para muchos parece extraño.
Trabajo medio tiempo como mesera en un local de comida rápida para costear mi carrera, ya que como sabrán, mis tíos Sullivan me dieron una patada en el trasero al cumplir dieciocho años. Ni siquiera esperaron un minuto más. Ese mismo día de mi cumpleaños dieciocho me echaron de su casa. Desde entonces vivo sola, bueno, comparto los gastos con otra chica.
Para mi mala suerte, en mi trabajo casi siempre me toca trabajar hasta tarde, por lo cual siempre regreso a casa a altas horas de la noche.
"Tienes algo que llama al peligro"
aun recuerdo sus palabras. Muchas veces parece un mantra en mi cabeza.
Suelo evitar callejones oscuros y calles poco transitadas. Pero como siempre…soy un imán para los problemas.
Caminaba de regreso a casa después de haber trabajado, no vivía lejos del restaurante, al menos a unas siete cuadras a pie. Nuevamente era Octubre y el viento era frío, tuve un extraño escalofrío, no uno que suele sentirse por la baja temperatura, si no uno que te alerta del peligro.
Traté de ignorar esa sensación y seguí caminando, ya faltaban al menos dos cuadras para llegar a casa, cuando el grito de una mujer se escuchó proveniente de un callejón.
Me asusté y me quedé paralizada en medio de la calle.
Volví a escuchar el grito agónico y una parte de mi quiso ir a ver, pero era consciente de que si la estaban atacando entre varios hombres, terminaría de la misma forma que ella.
Sin pensarlo más, seguí mi camino apresurando más el paso, mi corazón latía muy fuerte, y cada paso que daba parecía corto y pesado y no parecía acercarme a la seguridad de mi departamento.
Giré la cabeza para ver si me estaban siguiendo y en efecto, aproximadamente a unos seis metros de mí, estaba un tipo de aproximadamente un metro ochenta, con boina y gafas oscuras. Supe de inmediato que algo andaba mal,¿Quién demonios usa gafas oscuras a media noche?
Quise correr, pero fue en vano. Vi con horror cómo pese a hacer el esfuerzo de moverme, realmente no avanzaba de mi lugar. ¡¿Cómo era posible?!
Nuevamente la voz de aquel chico sonó en mi cabeza
"Tienes algo que llama al peligro y creeme...la próxima vez no serán simples personas."
¡¿Quién o qué demonios era ese sujeto?!
"No serán simples personas"
Sentí que me faltaba el aire, las lágrimas se agolpaban en mis ojos.
¿Este sería mi fin? ¿Moriría asesinada por un tipo extraño que de alguna manera tiene control de mi cuerpo?
Mi vida no podía ser más patética ¿O si?
De pronto mi visión se volvió negra,
¿Realmente así acabará la triste vida de Amanda Sullivan?
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