—Su orden, señor—interrumpió un camarero que llevaba consigo un carrito, sobre el se hallaban varios platillos de diferentes tamos, texturas, colores y supuse que sabores también, todo se veía delicioso, pero era demasiada comida, incluso para los dos. Recordé que Julio le había dicho algo al camarero, seguramente le había pedido traer todo esto, pero no entendí la razón del porqué ordenar tanto.
Coloco algunos platillos sobre el espacio vacío de la mesa, al ya no haber espacio formo los platos sobrantes sobre el carrito. Frente a mí coloco una copa, levanto una botella de vino rojo y vertió el contenido en el interior, hizo lo mismo en la copa de Julio.
Agradecí la interrupción, necesitaba un segundo para respirar y tratar de olvidar lo que había visto en mi teléfono, aunque gracias a m
