Tras un par de horas el emperador cito en su oficina al conde y accediendo en cierta medida influenciado por los consejos de la Srta. Fonti a que el duque sea citado ante el emperador para rendir cuentas de sus actos.
Un par de días después se ha presentado el duque en la sala de audiencias en donde se encontraban todos los ministros y las altas esferas de la sociedad para rendir cuentas acerca de la denuncia recibida por parte del conde, quien también se encontraba allí.
— Saludos, sol del imperio, La luna del imperio se inclina ante usted. — Dijo el duque en cuanto estuvo frente al emperador, este con una mueca de satisfacción vio como aquel hombre que aborrecía desde que era un niño estaba a sus pies.
— Quisiera que me brindara información de como sucedieron los hechos reportados por el conde. Ya que me han llegado rumores adicionales de que usted se encuentra comprometido con dicha señorita también.
— Así es su majestad. No comprometimos hace unos meses antes de que visitara al conde y sucedieran los acontecimientos tráficos de la mansion Bass.
- El conde, afirma haberse comprometido con la vizcondesa al igual que usted y afirma que no ha podido establecer comunicación con ella hace mas de un mes.
- Debido a las drogas suministradas en la última visita que hice a la mansión del conde, la vizcondesa se encontraba delicada de salud y hasta hace poco pudo levantarse de la cama
- ¡MENTIRAS! - Grita el conde interrumpiendo la sesión, a lo cual el emperador lo mira con odio acallándolo de inmediato y procede con su veredicto.
- Ya que la señorita no cuenta con padres o tutores responsables de ella y que ha indicado que se casara con ambos. Dejo a disposición de ella la decisión final. - Antes de que el conde pueda protestar, continua. - Mas, sin embargo, la boda deberá celebrarse antes de que termine este mes y hacer las respectivas muestras sociales referentes al evento. Yo, dispondré de una persona del templo para que vaya a oficiar la ceremonia, la cual todos los que estamos aquí reunidos iremos. - Tras lo cual hace una pausa mirando con suficiencia al duque, viendo como su rostro se ponía pálido ante su sentencia y agrego. - ¿Alguna duda o inconformidad, señor conde y duque? - Sabía que generalmente las preguntas se hacían por rango y, por tanto, al hacer la pregunta de esa manera estaba degradando al duque, a lo cual este y el conde negaron mientas el rostro del último se ponía rojo de la ira.
Cuando todos se marcharon, el conde se acercó al emperador.
- ¡¿Por qué no me apoyo ante el duque? ¿No teníamos un trato?! - El emperador se quedó quieto en su lugar sonriendo y Crichton, el perro fiel del emperador, se acercó a ellos intimidantemente sonriendo de manera amable
- Eres una pequeña rata que el emperador decidió conservar en su casa, no quiero que lo hagas arrepentirse de su decisión- Dijo Crichton a lo que el conde soltaba renuente al emperador.
- ¡No me retes! ¿Quedo claro? - Dijo esto en un susurro asesino al conde y palmeaba el hombro de Crichton con afecto. A lo que este se giró y arrojo al conde a un lado de un movimiento para poder seguir de cerca al emperador, quien se marchaba con la Srta. Fonti quien lo esperaba con un escote que no dejaba nada a la imaginación.
Solo en el suelo de la sala de audiencias, mientras tosía y recuperaba el aliento, el conde maldecía.