Un círculo de odio, acompañado por una insistente sed de venganza, tal vez con el fin de aligerar su dolor, ese dolor que sentía en lo más profundo de su pecho y que a pesar de los intentos por calmarlos, no cedía. La primera vez que había visto a Helen ese dolor cedió un poco pero conforme planeaba y llevaba a cabo su venganza solo se intensificaba más y más aunque Lucas no entendía porqué ya que se suponía que eso sería lo que aliviaría todo. La vulnerabilidad de Helen ante él, someterla a sus decisiones, tener el control de destruirla a costa de sus beneficios, tener en su poder la decisión de continuar o parar, para Lucas no significaba nada, miraba a Helen como una herramienta útil y a su favor que no dudaría ni un instante para utilizarla. Pero los momentos juntos fueron la clave