-En unos diez minutos llegan a entregarnos el coche.- los tres sin ningún equipaje, sentados frente a la salida del aeropuerto mientras Joseph hacía las llamadas.- tengo la reserva del hotel. Dos habitaciones, una matrimonial. -Gracias Joseph, siento haberte arrastrado a esto. -Es mi trabajo, señor Lucas. -Lucas, a secas. Considérate un acompañante más, no mi chofer ni mi guardaespaldas. -Lo intentaré. - se dieron una sonrisa amistosa. - Aquí está, éste es nuestro coche. Por la descripción que le habían dado por teléfono, el coche suyo era el que estaba acabando de llegar. Era de noche y aunque Helen conocía perfectamente la ciudad, se negaba a tan siquiera hablar. Su rostro cansado y mirada triste observaba todo el lugar. Había pasado tanto tiempo desde que no volvía a su hog