POV Madi Cuelgo la llamada apretando los dientes para evitar gritar de la emoción. Ariel está frente a mí con su radar ya activado, incluso, creo ver cómo sombras negras emanan de ella a medida que sus ojos me escudriñan. Trato de no reírme, trato de mantener la calma, pero, ¡joder!, ella me lo pone muy difícil. Pincho un trozo de fresa con el cubierto y lo llevo a mi boca para masticar y así no perder en este duelo de miradas. El calambre en mis mejillas se hace presente, empeorando mis emociones y haciendo más difícil mi autocontrol. Ariel enarca la ceja igual como lo hace nuestra madre, se cruza de brazos y, sin dejar de verme con esa mirada impasible, pero con la diversión en sus preciosos ojos grises, me otorga una leve sonrisa. —Sabes que logré oírlo, ¿verdad? —¿Sí? —inq