Ragnhild no podía negar el hecho de que sabía que tenía la culpa ante su reputación de estar con diferentes mujeres, se lo había buscado y lo sabía. Al principio lo hacía por capricho sabiendo que el dinero podía mover cualquier cosa, y todas se acercaban a él por eso. Es por esa razón que no le llegó interesar buscar una relación con alguna, y ahora se culpaba por no haberlo hecho. Podía sentir como la soledad muchas veces lo carcomía cuando pisaba aquella mansión que solo estaba siendo habitada por él, su mejor amigo que era su canino y algunos empleados que se quedaban hacer guardia. Aquel afecto amoroso lo había olvidado por completo luego de haber estado al pendiente de su empresa, ya no recordaba como era que alguien lo abrazara, acariciara su rostro o su cabello mientras estuviera