Kaan aprovechó desesperadamente el momento de debilidad en que Iker aflojó la presión sobre su cuerpo para liberarse de su agarre amenazante. Con movimientos rápidos y precisos, apartó las manos que lo aprisionaban y escapó de aquel rincón oscuro del balcón donde por unos instantes sintió que su vida pendía de un hilo. El corazón le latía desbocadamente mientras se alejaba, consciente de la suerte que había tenido al poder zafarse de aquella situación tan peligrosa. La confusión y la indignación se mezclaban en su mente mientras procesaba lo ocurrido. Solamente había estado despidiéndose de Emilia con un abrazo, un gesto completamente inocente entre dos personas que compartieron muchos momentos juntos. ¿Cómo era posible que ese hombre perdiera el control de manera tan violenta ante algo