La mente de Rosaleen estaba enloqueciendo de desesperación. Erskins volvió a colocarse justo encima de ella. Lo aborreció, gritó, pero nadie venía a ayudarla. El hombre apuntó con su daga, la dejó sin aliento, creyó que la mataría, por un segundo Viktor Henisens vino a su mente, pero la guerra contra Erskins la trajo a la realidad. No, el hombre no quería lastimarla, ¡era peor!, estaba rompiendo su ropa con esa daga, primero cortó el vestido verticalmente sobre el pecho, luego siguió con sus manos hasta romper la tela, también acabó con las mangas, hasta que el vestido quedó maltrecho en el suelo. Ella quedó expuesta frente a sus ojos, en ropa íntima.
Arthur tenía las pupilas dilatadas, oscuras, su semblante serio admiraba el cuerpo de Rosaleen, era más hermosa de lo que había creído. El
