Efecto dominó

Capitulo 3 Sentimientos.

Entramos en la Salita donde tenemos que esperar, observo que todo es para niños, la sillita, mesita, todo en miniatura. ¿Se supone que es ahí donde tenemos que sentarnos?

Nos pide que esperemos a la maestra, y nos ofrece asiento.

Trato de acomodarme, porque mí falda que no es tan corta al querer sentarme en esa silla tan pequeña hace que se me suba bastante, yo hago lo imposible para acomodarme pero no lo logro, se ven bastantes mis piernas. Maldición debí ponerme pantalón. Pongo la cartera sobre mis muslos para disimular, y taparme las piernas.

Mientras esperamos a que la maestra se digne a venir. Digo para que nos cita a una hora si nos hace esperar. O quizás no ha pasado tanto tiempo y el estar en el mismo espacio con Nick me está afectando.

Hace calor acá o soy yo.

Miro la hora, suelto un suspiro sonoro, haciendo que él me mire.

Que por favor no me mire con esos hermosos ojos, moja bragas.

—¿Estás bien? —No, como voy a estar bien teniéndote tan cerca, sin poder tocarte ni besarte. Dios sácame estos pensamientos que no me dejan concentrarme.

—Además de estar sentada en esta silla tan pequeña —señalo la silla, y él ríe divertido —Sí, es solo... — resoplo —, que hoy se presentó el jefe nuevo y está un poco exigente, y tengo que volver rápido al trabajo. Disculpa.

Hace esa sonrisa tan hermosa y conquistadora que hace que me pierda en ella.

Presta atención a lo que dice no a su boca, me recuerdo.

—No sabía que se retiraba don Carlos —comenta.

—Sí, su nieto es el sucesor, y quiere controlar todo. Y para colmo hoy antes de que lo presentara, le di un portazo en la frente, como bienvenida —me encojo se hombros, y él suelta una carcajada sonora, es música para mis oídos olvidé lo hermoso que se ve riendo así.

Gracias a Dios somos interrumpidos por la maestra que entra, haciendo mucho ruido.

—Hola —saluda amigablemente.

—Hola —saludamos al unísono.

La maestra es una mujer joven y muy hermosa. Perdón estamos en un colegio, co-le-gio, no en un desfile de modas, parece una modelo.

Se sienta delante de nosotras, me mira a mí, y luego mira a Nick, y se queda mirándolo. Traigan un trapo señores está mujer está babeando toda la sala. Por favor más diplomacia.

Es el padre de un alumno por favor.

Le sonríe. ¿Le está coqueteando? Porqué tengo que ver esto, y tragarme la bronca, ya no puedo decir que es mío.

Joder, j***r.

Piensa algo bonito, piensa algo bonito.

Carraspeo para llamar su atención y salir de donde quiera que esté su mente. Por suerte mí acción hace llama su atención, y comience con la reunión.

—Los llamé, para hablar sobre Kevin.

Nos explica del porqué nos llamó. Es que Kevin pelea con sus compañeros, les pegó a varios, que está respondón. No quiere hacer las actividades en clases, está distraído, y que creé que se debe a nuestra separación. Los niños responde de diferentes maneras los traumas. Que ella le preguntó y él le dijo que ya no vivíamos juntos y que extraña a su papá.

—¿Entonces que nos aconseja? — pregunta Nick.

—Les recomiendo que haga terapia el nene, y ustedes acompañarlo, es un momento difícil para él. Y por favor hablen mucho con él. Sobre todo lo de pegarle a sus compañeritos —explica la docente —, tengo padres quejándose, del comportamiento de su hijo.

Así que después de veinte minutos hablando de nuestro hijo, termina la reunión.

Nos disponemos a salir, y cuando estamos en la puerta del salón de clases, la maestra llama a Nick, a él solamente. Estoy segura que para darle su número.

Yo sigo caminando no requieren mí presencia. Aunque la sangre me hierva, tengo que aguantarme.

Me quedo esperando que me abran la puerta para salir. Y en ese momento recuerdo que no traje el auto, y que tengo que llamar a un Uber. ¿Cuánto va a tardar en venir? Espero que no mucho tengo mucho trabajo y no tengo ganas de aguantar a mí jefecito.

Estoy pidiendo el auto, y llega Nick a mí lado.

—Pensé que ya te habías ido —dice agitado, parece que corrió.

—No, estoy pidiendo un Uber —respondo sin mirarlo.

—Yo te llevo —se ofrece.

—No, no te preocupes —respondo lo más cordial.

No puedo permanecer a tu lado un segundo más, tengo que mantener la compostura. Y si sigo teniéndote cerca mío, no se si lo logre. Inhala exhala. Fuera pensamiento pervertidos.

—No es ninguna molestía, dijiste que estabas apurada y si te llevo yo, vas a llegar más rápido —yo asiento no puedo hacerme la de rogar, en éstos momentos.

Por fin nos abren la puerta y salimos del lugar, caminamos hasta dónde está el auto estacionado. Subimos y nos dirijimos a destino, en silencio. Que no escuche los latidos de mí corazón. Ruego.

—La maestra te dio su número —comomento indiferente —, que excusa te puso. ¿Por si al nene le pasa algo? —finjo una sonrisa.

—¿Cómo sabías? —pregunta divertido.

—Agh no podía ser más obvia. Tenía miedo que se te tire encima ahí mismo —mis palabras sonaron más duras de lo que había querido, y trato de arreglar lo que dije, y que piense que no me afecta como lo miran las mujeres, que en realidad si fuera mío, me importaría cinco pepinos cómo lo miran, pero como no lo es, y puede estar con quién él quiera, eso es lo que me molesta —, igual sos libre de estar con quién quieras —como saben amargas esas palabras.

El me mira unos segundos, y suelta —Tenés razón, pero no saldría con la maestra de mí hijo —dice serio.

O sea, ¿que sí piensa salir con alguien?

Quedamos en silencio otra vez. Ese silencio que se corta con un cuchillo.

—¿Estás haciendo ejercicio? — rompe el silencio.

Lo miro confundida, ¿a qué viene eso?. ¿Será que quiere salir de está incomodidad?

—Sí, estamos yendo con Cande al gimnasio. Mientras Kevin y lauty están en clases de natación aprovechamos esa hora para desestresarnos —digo encogiéndome de hombros.

—Te está haciendo bien, te noto diferente —afirma.

—¿Vos también estás yendo? —indago?

—Siempre hice ejercicio, sólo que ahora hago un poco más. En donde estoy parando puse unos aparatos, y hago ahí. Como tengo más tiempo.

—Que bueno —frena a la entrada de la empresa donde trabajo, no me había dado cuenta que habíamos llegado —Saco turno para el psicólogo infantil y te aviso —digo antes de bajarme, el asiente, me saludo con un beso haciendo que se me erize la piel Porque me haces esto, juega contra mí integridad.

Espera que entre y se va dejándome miles de sentimientos.

En la empresa llego a mí oficina me siento y empiezo a trabajar. Me llega un mail de mi jefe, de mí antiguo jefe, pidiéndome que después del almuerzo vaya a su oficina.

Mientras trabajo, como una manzana que traje, tengo muchos pendientes, no puedo almorzar, no después de haberme ausentado.

Pasa la hora del almuerzo y me dirijo a ver a mí jefe, golpeó la puerta de su oficina, y espero que me den la orden de ingresar. Entro y está don Carlos esperando.

—Hola, ¿don Carlos me llamó?

—Si hija, vení Sentate —me ofrece asiento y yo me acomodo en la silla —. ¿Cómo te fue con tu hijo?

—Bien, gracias por preguntar —este señor siempre tan amable, se interesa por el bienestar de sus empleados, se preocupa por nosotros, va hacer difícil de remplazar.

—Bueno, me alegro —se acomoda en su asiento —. A partir de mañana ya no voy a venir más, así que te deseo lo mejor, y que puedas trabajar con el nuevo jefe como lo venis haciendo hasta ahora. Quizás se ponga un poco exigente al principio pero tenele paciencia, es difícil quedar al mando de una empresa siendo tan joven. Es mucha responsabilidad —lo dice con nostalgia, aunque es su decisión retirarse va a extrañar este lugar.

—Lo vamos a extrañar don Carlos, usted es un excelente jefe. Y voy hacer todo lo que esté a mí alcance para seguir dando lo mejor de mí —le sonrío.

—Bien hija eso quería escuchar, sos una buena empleada. Solo tratá de la próxima vez no golpear al nuevo jefe —dice con humor, ya le fue con el chisme.

—Oh ya se lo dijeron, pedí disculpas fue sin querer. La próxima tendré más cuidado se lo aseguro —la próxima le apunto a los bajos así se queja con razón.

—Bueno sin mas —estrecha mí mano —, espero tengas buena vida.

—Gracias usted también —respondo triste —. Lo voy a extrañar es un jefe comprensivo.

Sin mas salgo de la oficina escapándose una lágrima.

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coloquen está historia en colecciones, se lo agradecería y comenten me encantaría saber su opinión.

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