No se en que esta pensando o como va a salir de este enredo, pero de aquí no sale sin decirme la verdad.
- Señora Liah, hablo en serio. Escucho mal.
- Carlos sabes que odio que me mientan y tarada no soy; así que deja de hacerte el desmemoriado y habla, a menos que quieras hablarlo mejor con mi papá – me mira preocupado
- No sé qué quiere que le diga que no haya escuchado.
- La verdad, no saldrá de nosotros, pero necesito saber la verdad. – me siento a su lado – se que cuando iba a la escuela se escapaba para verse contigo, los vi muchas veces, pero ella me dijo que solo eran amigos.
- Es lo que éramos.
- Los amigos no se comportan ni se reclaman como tu lo hiciste. Carlos ¿Qué tenias o tienes con Kira?
- No teníamos ni tengo nada señorita.
- Bien - voy a tener que usar la fuerza – sabes que necesito gente de confianza a mi lado y si tú lealtad es más fuerte hacia mi hermana que a mí no puedo arriesgarme, debo presidir de tus servicios.
- Señorita Liah no me diga eso.
- Se que puedo confiar en ti, pero conozco a mi hermana y si estas enamorado de ella o estas con ella no puedo arriesgarme de que estes a mi lado.
- No amo a su hermana, mi lealtad es con usted. Pero su un caballero.
- No lo dudo, pero como no se que es lo que tienes o tuviste con ella a tal nivel de confianza para escuchar y ver lo hace un momento paso en el depósito – pasa sus manos por el cabello frustrado.
- Sabe que necesito el trabajo para mantener a mi hermana y poder ahorrar para que vaya a la universidad y poder terminar la maestría.
- Lo sé, pero conoces a Kira, no soporta que me vaya bien en nada y si te tiene a ti aquí para que le des información.
- No sería capaz de eso.
- Carlos, salías con ella cuando éramos niñas, y según escuche aun estas con ella.
- ¡No! se lo juro señorita.
- Entonces aclárame lo sucedido. Se que es tu vida privada y si no fuera por qué es mi hermana esta conversación no estaría sucediendo, pero tengo mucho que perder. Y si de algo estoy segura es que todo lo que sea de Kira lo quiero lejos de mis intereses.
- Yo no soy de ella – Respira profundo – teníamos algo de niño que acabo cuando ella se fue a la ciudad.
- ¿No te encontraste con ella en la ciudad? ¿no la has visto desde que se fue? – se retuerce en la silla.
- Un par de veces en el ultimo año cuando fui a la ciudad cuando trabajábamos en algunos proyectos.
- ¿A qué te referías cuando le dijiste que a Demetery le gustan puras e inocentes y ella no lo era?
- Señorita no me pregunte más, por respeto a su hermana.
- ¿Tan delicado es que no puedes decirme?
- Señorita eso es pasado, por favor. No me presione con este asunto – sale de mi oficina sin decirme más nada.
- Tuvieron una vida de marido y mujer, si es lo que quiere saber – escucho la voz de Leila.
- ¡Leila ¿Qué haces aquí?
- Vine a buscar a mi hermano, prometió llevarme a la ciudad a ver la obra una obra de teatro y escuche lo que le decía, pero no voy a dejar que pierdas su trabajo por ella.
- ¿Qué sabes?
- Su hermana y el tarado de mi hermano tenían una relación liberal lo que llamamos ahora los jóvenes; este tarado se enamoro de ella cuando estaba en la escuela y trabajaba en la tienda, luego coincidieron en la ciudad varias veces el año pasado y el creyó que ella de verdad lo amaba, pero después su hermana fue honesta y le dijo lo que pensaba de él cuando él le pidió que se casaran porque ella era su mujer.
- ¿Su mujer? ¿estas seguro de lo que dices?
- Si no estuviera segura no se lo diría, no vas a perder otra cosa por ella además de su dignidad. Su hermana jugo bastante con él.
- ¿Cuándo fue la última vez que se vieron?
- Tres a cuatro meses antes de que ella volviera al pueblo ¿Va a despedir al sonso de mi hermano por culpa de su hermana? – lo miro sin saber que decir o hacer.
- Ve con Myla a que se coman un helado mientras tu hermano va por ti.
- Señorita Liah, mi hermano tiene un gran futuro; su único error fue haber puesto los ojos en una niña rica y engreída como su hermana, que lo buscaba y le hizo creer que sentía algo por él. Mi hermano ha intentado olvidar ese trago amargo en su vida, no es justo que pierda su trabajo por ella.
- Ve a comerte tu helado no te preocupes y no repitas esto con nadie, que sea un secreto de nosotros tres – afirma y sale de mi oficina.
En que lio te metes Kira, ¿Cómo puedes jugar con los hombres de esa manera? ¿Qué clase de persona eres? Me criticas por ser una hipócrita y tú juegas a niña inocente y pura cuando no lo eres. Rompiste todas las reglas de la familia para luego venir a jugar a una paloma inocente.
- Ya llegó el p**o de las empresas Koller - interrumpe Emma - ¿Liah me escuchaste? parece que estás en otro mundo.
- No me pasa nada, me alegra que hayan pagado, se demoró más del día que me dijo.
- Llamaron para notificar - miró su sonrisa – dijeron que hicimos un buen trabajo.
- ¿La sonrisita se debe?
- ¿Qué sonrisa? – de repente se abre la puerta y es un ramo de margaritas, miro a Emma porque son sus flores favoritas. - ¿Quién las manda?
- Lee la dedicatoria y lo sabremos – le digo mientras mi tía las pone encima de su escritorio.
- Léelo niña que me crea ansiedad y quiero saber quién las manda – mi tía siempre de curiosa y glotona, comiendo algo.
Emma consigue la tarjeta, es rosa con corazones y dice para mi futura esposa, nos reímos.
- Vaya la niña tiene novio y no nos ha dicho nada – se burla mi tía.
- No tengo novio, tía Miriam.
- Esa tarjeta dice todo lo contrario.
- ¿Quién las manda? Aunque creo tener una idea – le digo.
- “Un ramo de margaritas no serán suficiente para opacar tu belleza, pero adornarán tu hermoso espacio y pienses en mi” Guillermo. – termina de decir.
- No me equivoque eran de él, admite que es un lindo detalle de su parte mandártelas.
- Si, es muy detallista – hace esa expresión de pocos amigos
- ¿No te agradan? Pero si has salido con él.
- Solo le acepte un café y porque insistió bastante, hay que darle punto por persistencia. En la hacienda porque no había con quien hablar aparte de ustedes.
- A mi me parece un niño simpático, con carisma, inteligente, elegante y esta como el médico te lo receto.
- ¿A mí? – se burla – no tía Miriam, yo creo que vamos a médicos diferentes. – Escuchamos la puerta.
- Gente que siempre llega cuando no debe, impertinentes. – sale de la oficina y veo a Emma contemplando las margaritas.
- ¿Qué sucede? ¿Por qué no te agrada?
- No es eso, Guille me parece simpático y un candidato increíble, pero… - me observa – estoy confundida.
- ¿Con respecto a qué?
- Es que Guille me gusta, no lo voy a negar, pero Aaron también es muy guapo, tiene un toque de malicia y es decidido. Me gustan los dos.
- Lindo te gustan los dos mejores amigos de los hermanitos Koller, por eso esa sonrisa de tonta.
- Pues sí, es un enredo. A uno lo veo y me pretende con toda su caballerosidad y el otro, aunque solo hemos hablado por teléfono compenetramos bien. No sé qué hacer ¿Qué hago?
- Le preguntas a la persona equivocada; yo de novios no se nada y el único pretendiente que he tenido me dejo por mi hermana.
- Has tenido bastante, Nio se le nota que le gustas mucho.
- ¿Nio? ¿El amigo de Leandro gruñón Koller?
- El mismo, debiste notarlo.
- Es un caballero, atento y detallista, pero que le guste exageras.
- ¿Por qué siempre te menosprecias? A ver – me agarra de la mano y me lleva al espejo – mira tus atributos – me suelta el cabello – eres hermosa, tienes una cabellera que hasta yo la envidio, de lo larga, ondulada, brillante y roja que es; tienes unos ojos hermosos verdes como la esperanza, tienes una piel blanca y suave muy bien cuidada.
- Pero con manchas y si pasa mucho tiempo en el sol se pone roja como mi cabello, un cabello que llama mucho la atención y escandaliza a la gente.
- Liah, juro que a veces me provoca ahorcarte. ¿Quién te metió esas ideas locas en tu cabeza? – es lo que siempre decían en la escuela de Kira y muchos caballeros cuando se me acercaban.
- Solo lo sé – tomo mi peineta y me amarro el cabello hasta volverlo a dejar como un recogido - sé que no soy fea, pero en comparación a todas las chicas de este pueblo son una rareza, siempre me miran extraño.
- Eso es porque eres la única pelirroja, con ojos verdes y piel de blanca como la nieve en este pueblo.
- Ya me deshice de la clienta ¿de que hablan?
- Que su sobrina es una tarada porque cree que su belleza es rara y se considera fea.
- No me considero fea, pero se que no llamo la atención de los demás como el resto de las chicas de aquí, porque me consideran rara.
- No eres rara, bueno si lo eres, pero no por tus características físicas sino por tu seriedad y la manera que piensas. Algo que los trogloditas de este pueblo no les agrada.
- Ni a los de la ciudad, y no pueden justificarse por eso porque ni hablo, no opino para no dañarle sus egos.
- Por eso mismo y si lo dices por Demetry, el fue quien se lo perdió. Cada uno tiene su pareja ideal, tal vez el tuyo no era él. – opina Emma tratando de subirme la autoestima.
- Igual las mujeres con mis características siempre se consideran un peligro, raras y un defecto de fabrica en este pueblo; por eso papá me sobreprotege tanto.
- Eso no es cierto, tu tía Cecilia era una pelirroja encantadora, coqueta que llamaba la atención de todos en este pueblo, era muy inteligente, odiosa con lo creídos, altiva cuando trataba de dar su punto de vista, era un alma indomable pero respetuosa, todos querían que le diera el sí; ilusos. Cecilia miraba mucho más allá de este pueblo, sabia hacerse escuchar y sabia escuchar; me recuerdas mucho a ella.
- Papá me hablo de ella una vez – interrumpe Emma – dice que tú te pareces mucho a ella.
- Papá no la menciona mucho en casa por decir que casi nunca lo hace – miro a mi tía - ¿Por qué tía?
- Tu papá adoraba a Cecilia, no solo porque era la menor de los cuatro, sino porque tenía esa forma de ver la vida tan libre, decía que la vida es una sola y se debe disfrutar; que nadie debía obligarla hacer algo que no quiere.
- Opino lo mismo – dice Emma – esa era quien necesitabas en tu vida, sin ofender tía Mirian.
- No me ofendes niña, Cecilia desde pequeña le encantaba hacer todo lo prohibido y lo que no, sobre todo si se lo prohibían. Sabia hacerse respetar por todo el mundo, era como la gobernadora del pueblo, pero sin serlo – reímos y veo que se pone triste.
- ¿Por qué te pones triste tía?
- La extraño, creo que tu padre la ve en ti y como no pudo cuidarla te sobreprotege como Darío lo hace con Yudia, que también se parece a ella, aunque no tanto físicamente como tú. Yo aprendí a defender mis ideas después que ella murió, por eso quiero que tu y Kira vivan su vida, aunque tu hermana salió más viva que los cuatro Meser juntos.
Hablando de Kira debo resolver un asunto delicado con ella.
- ¿Para que vino? Porque la estaba buscando – reafirma Emma a mi tía
- Para decirme que su vestido de novia lo iba hacer un gran diseñador, así como el evento iba estar a cargo de una agencia de la ciudad, la más importante de todas.
- ¿Mientes? – digo de forma espontánea – no puede hacerte ese desaire ¿cómo lo permitiste?
- Conoces a tu hermana, eso era de esperarse; por mi mente nunca paso la idea de hacerle un vestido, como es ella.
- Eso es inconcebible tía, ya me va a escuchar cuando llegue a la casa.
- Olvídalo, hija, no busques enfrentamientos innecesarios, además se fue a la ciudad con tu madre y tu madrina.
- Igual me va a escuchar.
Nos dedicamos al trabajo y a pasar las últimas horas terminando los últimos proyectos de la empresa de publicidad, mientras mi mente solo esta dando vuelta por lo que dijo Laila sobre Carlos y Kira.
- Que desastre.
- ¿Cuál es el desastre? – escucho a Emma.
- Pensando en voz alta, debo irme cualquier cosa me avisas.
- ¿Dónde vas?
- Hablar con Don Juan.
- Al notario y don sabio ¿Por qué vas para allá?
- Tu misma lo has dicho, es un sabio.
Unos minutos después estaba en su despacho, este lugar no cambia en nada.
- Que gusto tener tan bella y grata visita – me saluda con un abrazo – ven siéntate ¿Qué necesitas? Algún permiso para la empresa – me guiña un ojo.
- Si y no, necesito pagar los impuestos de este año de ambas sucursales, además de la declaración de los ingresos así que…
- Yo me ocupo no te preocupes ¿le contaste a tu padre? – niego
- No la haré por ahora y no hablemos de eso.
- Algún día lo sabrá.
- Cuando lo sepa ya vere que hago por lo momentos no me voy a arriesgar.
- Niña me recuerdas tanto alguien
- ¿Mi tía? Al parecer hoy es el día de que me hablen de ella. – se ríe.
- En realidad, no. Hablaba de un muchacho que cuando se le mete la terquedad no hay quien lo haga cambiar de opinión, pero tú eres más hermosa y agradable que ese diablo gruñón – me rio – y si es verdad que te pareces a Cecilia.
- Don Juan también vine porque necesito un consejo y usted es muy bueno en ellos.
- Haber pequeña, soy todo oídos, estas canas no llegaron solas.
- Resulta que me acabo de enterar de algo muy delicado que afecta a ciertas personas que quiero y no sé qué hacer.
- Tienes que darme más contexto que ese, no hay forma de hacerse un criterio.
- Resulta que…, en el siglo que vivimos no habría tanto problema, pero estamos en este pueblo que todo es más atrasado, por lo tanto, una persona hizo algo que no debió hacer según las reglas morales de este pueblo y ha mentido descaradamente a las personas que están a su alrededor que podrían salir afectadas, y yo no se si enfrentarla o dejar que las cosas sigan su curso.
- Eso depende de lo que haya hecho y el daño que provoco.
- Mm, si lo pienso bien, depende de cómo lo mire – me mira sin entender – lo que quiero decir es que hizo algo que para el mundo seria insignificante porque es algo íntimo, que solo les importa a las personas involucradas, no afecta a nadie directamente; pero vivimos aquí y todo cambia. Si alguien se entera de lo sucedido su familia estaría en boca de todos y mucha gente saldría lastimada o eso creo. No sé qué hacer.
- Usa una balanza, observa y analiza lo que hizo esta persona, de un lado el daño que hizo o pudo hacer, y del otro lado el que puede hacer. En pocas palabras hija, piensa a quien le afecta realmente lo que esta persona hizo y si al hablar solucionaras un problema o traerás la desgracia; piensa bien si simplemente saldrá gente lastimada por algo que según tu al resto de la sociedad que esta afuera de este pueblo no le importaría o si es todo lo contario y hablando evitas una desgracia – creo que seria todo lo contrario. ¿Qué ganaría si mis padres o los Koller se enteran de que Kira se acostó con Carlos? Es su vida y a nadie le importa solo debería importarle a Demetry y vienen de la ciudad, seguro esta acostumbrado a que las mujeres tengan más de un hombre.
- Tiene razón Don Juan, no hay que hacer de algo pequeño algo grande solo porque vivimos en este pueblo, gracias me hizo ver algo de otra perspectiva.
- Siempre a tus ordenes mi bella dama ¿Cómo van los preparativos de la boda?
- Bien, mi mamá y mi madrina se fueron con Kira a la ciudad para buscar su vestido de novia y una sala de eventos.
- Mm, algo de eso me comento Demetry. – respira muy pensativo – ese niño, está irreconocible.
- Está enamorado, dicen que la gente enamorada no ve más que su corazón.
- Es cierto, pero va muy rápido.
- ¿Usted también considera que es una boda apresurada?
- Un día dijo que estaba comprometido contigo, que le gustabas y eras la mujer perfecta para él y en el otro dice que ya no, que esta es enamorado de tu hermana y se comprometió con ella. Ese niño esta muy confundido o no sabe que quiere.
- Me parece que sabe muy bien lo que quiere solo que es impulsivo en sus decisiones.
- Siempre fue así desde niño, a diferencia de su hermano que es todo meticuloso y obsesivo, pero cuando se enoja si que se ciega y no razona – si medio esa impresión – recuerdo que Demetry siempre se metía en problemas porque era muy inocente y los niños lo utilizaban o porque era muy impulsivo y le encantaba demostrarles a todos que era muy valiente como su hermano mayor.
- ¿Se llevan muy bien entre ellos?
- Mucho, desde que murieron sus padres Leandro se encargo de él y no se han separado, uno para el otro, aunque son polos opuestos.
- Eso lo note, tienen un carácter muy diferente de pie a cabeza. Tal vez lo impulsivo y sus ojos.
- ¿Recuerdas a Leandro? Eras muy niña cuando se fue del pueblo y con tu accidente creí que no recordabas nada.
- ¿Conocía a Leandro cuando era niña?
- Claro, si parecían uña y mugre, donde estaba uno estaba el otro. Y eso que el tenía como nueve cuando te conoció y tu como unos cuatro tal vez. Se correteaban todas las haciendas y el pueblo.
- No lo recuerdo – odio no recordar nada de mi vida ante del accidente en el árbol – el accidente me borro esos recuerdos.
- No te pongas triste, solo tenias seis años tampoco es que vayas a recordar mucho. Ese accidente cambio la vida de muchas personas - ¿muchas personas? Pero si la afectada fui yo – ya cambiemos el tema.
Hablamos un poco de la empresa y los últimos movimientos tanto de L&E como la tienda de moda, quedamos en que haría la contabilidad, cosa que haría yo muy tranquilamente, pero el tiene más experiencia y conoce los movimientos para los impuestos gubernamentales y todo eso.
Al llegar la noche llego a casa y encuentro a mi papá en la sala mirando a la nada, le hablo, pero no me escucha.
- ¡Papá! – se sobre salta.
- ¿Qué sucede’? ¿te pasa algo? – me empieza a revisar.
- No, tranquilo estoy bien. Es que te estoy hablando hace rato y me ignoras ¿en qué pensabas?
- En ti y en Kira – que raro, el pensando en Kira – no se si es buena idea esa boda, después de todo es un Koller.
- ¿Qué tiene de malo que sea un Koller? Pensé que aceptabas ese matrimonio precisamente porque es nieto de uno de tus mejores amigos – apenas y sonríe.
- Si por mi fuera, escogería cualquiera menos un Koller; ellos solo traen problemas.
- No entiendo papá, el señor Nelio es agradable y mi madrina un amor de persona, sus nietos, no los conozco mucho, pero Demetry es un hombre que a demostrado ser excelente chico, ayuda a su abuelo, a los necesitados del pueblo y parece buena gente, su hermano tal vez es un gruñón pesado.
- ¿De donde conoces a su hermano para hablar con tanta propiedad? – ¿ahora como salgo de esta?
- Por que es lo que dicen de él – se queda pensativo – papá, ¿es cierto que cuando era niña éramos muy buenos amigos, que no nos separábamos?
- ¿De dónde sacas eso? – su tono y expresión cambiaron.
- ¿Es verdad o no?
- ¿Estas recordando? Dime la verdad Liah, ¿recuerdas lo que sucedió antes del accidente?
- No papá – lo veo entre asustado y preocupado – simplemente alguien me dijo hoy que éramos muy buenos amigos antes de que se fuera del pueblo.
- Si lo eran, tu vivías metida en problemas por él, hacían cada travesura que el te arrastraba incluso ese accidente.
- ¿Qué tuvo que ver Leandro en mi caída del árbol?
- Nada, simplemente era mayor que tú y te hacia hacer cosas que no debías.
- ¿Cómo qué?
- Cosas niñas como tu no debían hacer y te metía ideas locas en la cabeza como que la mujer podía hacer lo mismo que nosotros, te arriesgaba a los peligros, no se media.
- Eso no es una locura, podemos hacer cosas que los hombres pueden incluso mejor sin ofender y no creo que alguien pueda decirme que hacer aun siendo niña.
- ¿En serio? Haces lo que uno dice desde que el se fue. Gracias a dios esa amistad acabo porque no me imagino donde estarías; lo bueno es que el odia este pueblo y nunca regresara así jamás lo volverás a ver, ni lo reconocerías.
- Pero es el hermano de Demetry, vamos a aparentar. Algún momento lo veremos, además son socios – pienso ese día en la casa de la ciudad cuando Aaron fue y papá me lo presentó como Leandro, pero ¿entonces porque dice que nunca lo reconocería?
- Pero Dario es quien trata con él y debe seguir así, yo lo hago muy poco.
- Papá, ya lo conozco – me mira sorprendido – en la ciudad fue a verte y me lo presentaste ¿no te acuerdas? – aunque no era Leandro, pero papá no lo sabe ¿o sí?
- ¡Aaahh! Cierto, no me acordaba, pero será la primera y ultima vez que lo veas. Ahora mejor cenemos y no hablemos de temas desagradables.
Se levanta llamando a la joven del servicio, esa conversación fue muy extraña.