Keira Adam me miró. Sé que me veía diferente usando maquillaje. —¿Puedes dejar de mirarme? Me está dando un poco de miedo —susurré. —¿Qué? Oh, no me di cuenta de que estaba mirando. Tus ojos son realmente bonitos —me dijo Adam. —Gracias. —Me sonrojé y nerviosamente levanté mi mano para recogerme el cabello detrás de la oreja. —Te ves diferente con maquillaje. ¿Por qué nunca te has maquillado antes? —me preguntó Adam. —Oh, bueno... —empecé a decir. —Oye, chico enamorado, no sabes que nunca debes preguntarle a una mujer tres cosas: su edad, su peso y por qué lleva maquillaje. A menos que quieras una muerte lenta —Jay le dijo a Adam. —Oye, vamos a jugar baloncesto o algo así —le dijo Kevin a Adam. —Sí, claro, vamos —respondió Adam y se fue con él de la sala de cine. —Laura, querida,