Keira
Adam me sorprendió. No esperaba que me besara. Sus labios se sintieron tan bien en los míos. Fue un beso suave, pero sus labios parecían quedarse sobre los míos.
—Adam... —dije sin aliento. Adam apartó sus labios, pero apoyó su frente sobre la mía.
—Keira, es mejor que te vayas —susurró Adam.
Cerré los ojos y asentí ligeramente con la cabeza. Adam se apartó, pero seguía mirándome.
Me acerqué y agarré la loción, pero mis ojos volvieron a Adam. Respiré hondo después de un segundo y finalmente comencé a salir del baño. Adam agarró mi mano antes de que pudiera irme.
—Keira, no le cuentes a nadie lo que acaba de pasar —dijo Adam.
Solo lo miré, luego bajé la cabeza y asentí. Me di la vuelta y salí de la habitación. No voy a llorar frente a él.
Regresé a mi habitación. Fue un torbel
