Keira
—Chicos, ya estoy en casa —gritó mi mamá mientras cerraba la puerta. Caminó hacia la sala para ver a Kevin viendo Sports Center en la televisión—. Hola, cariño, ¿comiste? —le preguntó mientras se arreglaba el pelo.
—Sí, Keira calentó unas pizzas congeladas —respondió él.
—¿Dónde está tu hermana? —inquirió ella.
—Estoy aquí —dije mientras me dejaba caer en una silla.
—Bien chicos, necesitamos hablar —empezó mamá—. Antes de que se preocupen, no, ninguno de ustedes está en problemas.
Tanto Kevin como yo soltamos el aliento que habíamos estado conteniendo, y mamá continuó.
—Bueno, digamos que recibí una pequeña promoción. Todavía soy la asistente del señor Case, pero ahora él está a cargo de una adquisición enorme.
—Mamá, ¡eso es genial! Pero eso no explica por qué tenemos que tener una reunión familiar —dijo Kevin mientras yo miraba a mamá.
—Bueno, hay más. Dado que el señor Case recibió esta adquisición importante, significa más trabajo, y con más trabajo, significa que tengo que viajar. Tendré que ir con él —dijo mamá.
—¿Viajes de una noche? —pregunté.
—Sí, y más largos como el que se aproxima el viernes. Estaré fuera al menos dos semanas —dijo mi mamá con calma.
—¡¿Qué?! —exclamé mientras Kevin tenía una sonrisa pícara en la cara.
—No te preocupes, Keira, y tú… —dijo volteándose a Kevin—. No se te ocurra hacer de este lugar el centro de la fiesta durante dos semanas. Hice arreglos para ustedes dos.
Esta vez, tanto Kevin como yo exclamamos “¡qué!” al mismo tiempo.
—Sí, el señor Case sabe que soy madre soltera y conoce mi situación. Además, Kevin, eres amigo de su hijo Adam. Laura, su esposa, prácticamente es mi mejor amiga. Todos hemos hablado y este jueves, después de la escuela, ustedes dos irán a casa de los Case por dos semanas mientras yo estoy fuera —nos explicó mamá.
Kevin estaba sonriendo y yo estaba sentada sintiéndome horrorizada después de escuchar las noticias.
—Mamá, ¿no podemos simplemente quedarnos aquí? Quiero decir, tenemos diecisiete años, casi adultos —dije mirando hacia el suelo.
—Cariño, sé que los dos casi son adultos, pero me preocuparía, ustedes son todo lo que tengo y no quiero que les pase nada mientras estoy fuera. Les guste o no, siempre serán mis bebés. —Suspiró mamá mientras hablaba.
—Mamá, a mí me parece bien, el hermano que nunca... —Kevin empezó a decir.
—Kevin, no será como una fiesta en una fraternidad. Sé cómo se comportan tú y Adam cuando están juntos. Tendrán que respetar a los Case. Se comportarán y, sobre todo, no me avergonzarán con ningún mal comportamiento —le dijo mamá con firmeza a Kevin.
—Sí, sí, sí —respondió Kevin, sonriendo a mamá.
—Lo digo en serio, Kevin, mejor te comportas allá —insistió ella en tono firme.
—Mamá, ¿ya terminó la reunión? ¿Puedo volver a mi habitación? —Suspiré.
—Claro, cariño —dijo mamá.
Mientras subía de nuevo al piso de arriba a mi habitación, mi cabeza estaba llena de todo tipo de pensamientos.
¿Cómo podía empeorar este día? ¿Viviendo con Adam? Primero, me atormenta, luego quiere que lo ayude en secreto, ¡y ahora voy a vivir con él! ¿Qué hice tan mal? ¡Por qué!
Sabía que esto era importante para mamá, pero ¿por qué Adam? ¿Por qué no puede trabajar y ser amiga de cualquier otra familia? ¡Mi vida se acabó!
Entré a mi habitación y me dejé caer en la cama. Alcancé mi teléfono y le envié un mensaje a Jamie:
K: ¡Mi vida se acabó! ¡Mamá acaba de decirnos que tenemos que vivir en casa de los Case por dos semanas!
J: ¡No me digas! ¿Por qué?
K: Algo de un asunto de negocios, ella estará fuera por dos semanas.
J: Bueno, diré un buen elogio en tu funeral jaja.
K: Solo mátame ahora.