7 años antes
Kevin y Keira eran gemelos. Han pasado toda su vida juntos como los mejores amigos. Si veías a Kevin, Keira no estaba lejos.
Eran gemelos fraternos, pero eran lo opuesto uno del otro. Además de Kevin siendo un chico y Keira siendo una chica, todo en sus vidas era exactamente lo opuesto.
Kevin era alto, delgado, atlético, y extrovertido. Keira era baja, regordeta, tímida, y a veces torpe.
Kevin hacía amigos fácilmente y Keira luchaba por hacerlo. Para Keira, no era gran cosa. Ella tenía a su hermano, su mejor amigo, y eso era todo lo que necesitaba a los diez años.
Si veías a Kevin, generalmente Keira también estaba con él. Keira era su mejor animadora cuando jugaba sus partidos de fútbol. Kevin siempre animaba a su hermana a probar cosas, incluso si no era buena en ellas. Los gemelos se cuidaban el uno al otro.
Vienen de un hogar monoparental. Su madre siempre estaba trabajando, así que Kevin y Keira pasaban mucho tiempo solos. Esa era una de las razones por las que siempre estaban juntos.
—Kevin, quiero ir a casa —le dijo Keira a su hermano.
—Keira, cálmate, le prometí al chico nuevo de la escuela que lo encontraría y jugaría con la pelota —le dijo Kevin mientras jugaba con una pelota de fútbol.
—Esto es tan aburrido. —Suspiró Keira y se sentó en el suelo.
Kevin rodó los ojos y sacó una barra de granola de su bolsillo. Se acercó y se la entregó a su hermana.
—Aquí, cómete esto, eso te hará feliz —le dijo Kevin.
Los ojos de Keira se iluminaron mientras tomaba la barra de granola.
—¡Oh, mantequilla de maní! ¡Es mi favorito! ¡Gracias, Kevin! ¿Cuándo vendrá este chico? —preguntó Keira mientras comía la barra de granola.
—Debería llegar en cualquier momento. Creo que ese es el que viene ahora —dijo Kevin, mientras miraba la puerta de entrada al campo de fútbol.
—Entonces, ¿él también juega fútbol?
—Dijo que lo hacía en su antigua escuela —le respondió su hermano.
Un niño de diez años se acercó a los gemelos. Keira miró al niño y se sonrojó un poco. Era bastante guapo. Llevaba pantalones cortos y una camiseta. Su pelo era castaño oscuro y un poco desordenado.
—Hola —dijo acercándose a Kevin.
—Hola, Adam. Ella es mi gemela, Keira —dijo Kevin, girando la cabeza—. Keira, levántate del suelo y ven aquí para saludar.
Keira se levantó del suelo y se acercó a los chicos. Cuando pudo observar mejor al niño, notó que tenía unos ojos verdes con pestañas largas. ¡Realmente era guapo! Keira esperaba que le agradara a él y a Kevin. No le importaría pasar tiempo con este chico guapo.
—Tienes pestañas muy largas para ser un chico —exclamó Keira observando las pestañas de Adam.
—Sí, supongo que sí —respondió el chico.
—Keira, eso no es agradable. Lo siento, Adam, a veces no tiene un filtro —dijo Kevin.
—Lo siento, solo que tus pestañas son tan bonitas —trató de explicarse Keira.
—Keira, cállate ahora. ¿Por qué no te vas allí y te sientas mientras jugamos un poco con la pelota? —le dijo Kevin.
—¿Tu hermana no juega? —le preguntó Adam a Kevin.
—Nah, no le gustan los deportes. De hecho, si intentara patear la pelota, simplemente se caería de culo —dijo Kevin a Adam.
Keira sonrió al chico y luego se acercó a la hierba al costado del campo y se sentó. Era guapo. Sin embargo, parece que no habla mucho, pensó Keira.
Después de un rato, los chicos volvieron junto a Keira.
—Tienes talento con la pelota —le dijo Kevin a Adam.
—Tengo dos hermanos mayores que me enseñaron algunos trucos —dijo Adam a Kevin.
—Oh, tienes dos hermanos, ¿son tus mejores amigos, como Kevin y yo? —le preguntó Keira a Adam.
—No, son solo mis hermanos. En realidad, no tengo un mejor amigo —le dijo Adam.
—¡Deberías encontrar uno! Kevin y yo hacemos todo juntos. ¡Él es el mejor amigo que hay! —Sonrió Keira a Adam.
Adam miró a Kevin y él solo encogió los hombros y negó con la cabeza. Adam asintió, entendiendo la conversación silenciosa entre él y Kevin.
Un mes después
—¡Kevin! ¡No quiero ir al cine! —se quejó Keira.
—Adam y yo queremos ver esta nueva película de Marvel y no puedes quedarte sola en casa —le dijo Kevin.
—Siempre estamos con Adam. Siempre es lo que tú y Adam quieren hacer. ¿Y yo qué? —dijo Keira.
—Keira, quiero pasar tiempo con mis amigos. ¿Por qué no encuentras amigos con quienes puedas pasar tiempo? —le preguntó Kevin.
—¿No quieres pasar tiempo conmigo? —le preguntó Keira a Kevin.
—Keira, mira, te amo, eres mi hermana, pero a veces me gusta hacer cosas sin ti. Por eso creo que necesitas encontrar amigos propios para hacer cosas juntos —le dijo Kevin.
Sonó el timbre y Kevin abrió la puerta para dejar entrar a Adam.
—Hola —le dijo Adam a Kevin.
—Keira, ponte los zapatos, tenemos que irnos para llegar a tiempo a la película —le dijo Kevin a Keira.
—¿Ella también viene? —le preguntó Adam a Kevin.
—Sí, ella tiene que venir, mi mamá está trabajando y estoy cuidando de ella —le dijo Kevin.
¡Cuidando! Tenemos la misma edad, ¿por qué Kevin le está diciendo a Adam que está cuidando de mí?
—¡No estás cuidándome! ¡No soy un bebé! Eres mi gemelo, tenemos la misma edad —le dijo Keira.
—Tengo 12 minutos más que tú. Simplemente ponte los zapatos. Necesitamos irnos —comentó Kevin con un suspiro.
—Sí, técnicamente soy la bebé de la familia, pero no me estás cuidando —bufó Keira.
—Si te hace sentir mejor, soy el bebé de mi familia. Por la forma en que te estás comportando ahora, diría que te estamos cuidando a ti —dijo Adam riéndose.
Keira bufó y fue a buscar sus zapatos. Mientras salía de la habitación para ir a buscarlos, escuchó a Adam decir:
—Tu hermana es tan molesta, desearía que no tuviera que venir con nosotros.
Cuando llegaron al cine, Keira vio el puesto de snacks y se volteó hacia Kevin.
—Kevin, ¿podemos conseguir palomitas de maíz con mantequilla extra, por favor? —le pidió Keira a su hermano.
Adam habló y dijo:
—¿Realmente necesitas la mantequilla extra?
A Keira le enojó que cuestionara la mantequilla extra. Este chico realmente la estaba sacando de quicio.
—Me gusta la mantequilla extra —le dijo Keira. Adam solo rodó los ojos. Kevin metió la mano en el bolsillo y le dio dinero a Keira.
—Tomaré una pequeña solo para ti. Yo no quiero ninguna.
Keira tomó el dinero y se volteó para hacer fila en el puesto de snacks y escuchó a Adam decir:
—Siempre tiene que estar comiendo, es tan molesto.
—A Keira le gusta comer —dijo Kevin.
—Bueno, por eso ella es gorda —indicó Adam.
—Sí, lo sé, a veces es embarazoso ser visto con ella —masculló Kevin.
¡Ay! ¿Kevin estaba avergonzado de ser visto con ella? Keira cerró los ojos mientras el dolor de escuchar las palabras de Adam y Kevin la golpeaban. Estaba conteniendo las lágrimas.
—Oye, es tu turno —dijo una voz detrás de ella. Keira se volteó para ver que la voz pertenecía a una chica.
—Lo siento, cambié de opinión —dijo Keira, saliendo de la fila. La chica encogió los hombros y se acercó al mostrador.
Keira se quedó congelada en el lugar junto al puesto de snacks, tratando muy duro de no llorar. Se estaba dando cuenta de que había perdido a su mejor amigo. Él estaba avergonzado de ser visto con ella. Kevin estaba cambiando y todo era por culpa de Adam.
—Oye, ¿estás bien? —le preguntó la chica que antes le había hablado.
Keira abrió los ojos, pero una lágrima empezó a correr por su mejilla.
—Oye, no llores. ¿Estás perdida? —le dijo la chica a Keira.
Keira negó con la cabeza y dijo:
—Mi hermano hizo un nuevo amigo. Creo que perdí a mi mejor amigo que ya no me quiere.
La chica miró a Keira y dijo:
—Estamos en la misma clase en la escuela, ¿verdad?
—No lo sé, tal vez —dijo Keira.
—Tienes un hermano gemelo, ¿se llama Kevin, ¿verdad? —le preguntó la chica.
—Sí, soy Keira —respondió ella.
—Soy Jamie. ¿Qué película vas a ver?
—Alguna cosa de superhéroes que Kevin y Adam quieren ver —le dijo Keira a Jamie.
—¿Quieres ver la película de playa conmigo en su lugar? Escuché que es divertida y el actor principal es guapo —cuestionó Jamie.
—Keira, ¿qué te está tomando tanto tiempo? —Kevin y Adam se acercaron a Keira y a Jamie—. Oh, hola, Jamie, ¿verdad? —Kevin le preguntó a la chica.
—Hola, Kevin, Adam. Lo siento, me encontré con Keira aquí en la fila y comenzamos a hablar. De todos modos, decidimos que queremos ver la película de playa juntas —dijo Jamie a los chicos.
—Oh, está bien. Bueno, Keira, después de que termine la película, nos vemos en este vestíbulo, ¿de acuerdo? Nos veremos después de que termine nuestra película —expresó Kevin.
Keira asintió con la cabeza. Kevin y Adam se voltearon y se fueron a la sala donde se proyectaba su película.
—Vamos, vamos a ver una película. Creo que necesitas reír —le dijo Jamie a Keira. Le agarró el brazo para seguirla hacia la sala de cine. Keira miró por encima del hombro hacia donde vio a Kevin alejarse.
Él robó a mi mejor amigo, pensó Keira.
Tres años después
Keira y Kevin ahora tenían trece años. Keira había dejado atrás su cuerpo de niña regordeta de diez años y se había desarrollado en una adolescente más curvilínea. Era más pesada que las otras chicas de la escuela y sus pechos parecían crecer más cada día.
Cuanto más grande se volvía Keira, más sentía la necesidad de ocultar su cuerpo. Su madre le decía que las chicas con la complexión de Keira debían vestirse en capas.
Su madre explicó que las capas ayudarían a esconder la grasa de su cuerpo y, al mismo tiempo, la harían lucir más delgada.
Debido a que los pechos de Keira eran más grandes que los de todas las otras niñas de la clase, los chicos la molestaban constantemente por eso.
Keira comenzó a comprar ropa de tallas más grandes que la suya. Quería ocultar su grasa como su mamá le había aconsejado. También quería ocultar sus pechos para que cesara el acoso.
Keira estaba muy avergonzada por su cuerpo. No importaba lo que hiciera, siempre se burlaban de ella. Si se ponía ropa de su talla, se reían de ella. Si se ponía ropa demasiado grande, también se burlaban de eso.
No importaba lo que Keira se pusiera, siempre se burlaban de ella. Así que decidió que ocultar su cuerpo era la mejor opción. De esta manera, nadie podía ver lo grande que era realmente.
—Keira, ¿vas a llevar eso puesto a la escuela? —Kevin le preguntó a su hermana.
—¿Qué tiene de malo lo que llevo puesto? —Keira le preguntó, mientras él miraba la camiseta y los pantalones que ella tenía puestos.
—No te queda. Esa camisa es demasiado grande para ti —le dijo Kevin.
—Me gusta que mi ropa quede grande. Oculta cosas —murmuró Keira.
—Como sea, nos vemos en la escuela —dijo Kevin, agarrando su mochila y saliendo por la puerta.
—Mamá, ¿me veo bien? —Keira le preguntó a su mamá.
—Cariño, te ves bien. Ignora a Kevin. Él no entiende que las chicas como nosotras tenemos que cubrirnos —le dijo su mamá.
—Ahora ve a la escuela. Yo llegaré tarde hoy, tengo una reunión sobre comenzar una nueva posición en el trabajo.
—De acuerdo, mamá. ¡Te quiero! —Keira se fue de la casa y empezó a caminar hacia la escuela.
—¡Oye! ¡El circo está en la ciudad! —Keira escuchó a alguien gritar mientras entraba al patio de la escuela.
—Sí, tienen una nueva exhibición de Shamu, eso escuché —dijo una voz familiar.
Keira se dio vuelta para ver a su hermano con Adam y sus amigos del fútbol. Los chicos se acercaron a ella.
—Keira, linda camiseta, ¿solo tenían el tamaño de la carpa disponible? —Adam se rio y los otros chicos, incluyendo a Kevin, se rieron junto con él.
—Cállate, Adam —le dijo Keira.
—Keira, te dije que esa camisa no te queda —le dijo Kevin.
—Te dije que me gusta usarla grande —resopló Keira.
—Sí, ¡tienes que ocultar tu enorme trasero! —se rio Adam.
Keira se apartó de Kevin, Adam y los demás chicos. Podía oír a uno de ellos gritar “boom da boom da boom” mientras se alejaba, seguido de risas.
Se acercó al edificio.
—Adivina quiénes, tu hermano idiota y Adam —expresó Jamie acercándose.
—Solo desearía que me dejaran en paz —le dijo Keira.
—No, necesitas aprender a enfrentarlos y decirles lo que piensas —le dijo Jamie.
—Vamos a clase —dijo Keira.
Keira y Jamie fueron a sus casilleros. Keira intentó abrir el suyo, pero parecía atascado. Tiró de él y no se movió.
—¿Qué pasa? —le preguntó Jamie.
—El casillero está atascado, no puedo abrirlo —le dijo Keira.
Jamie se acercó y tiró del casillero, pero solo parecía aflojar la manija. Entonces ambas chicas empezaron a tirar de la puerta del casillero juntas. Finalmente, la puerta se abrió de golpe y salieron bolsas de basura de diferentes tipos y colores.
Un fuerte estallido de risas resonó en los pasillos de los estudiantes que estaban allí.
—¡Qué demonios! —dijo Jamie, mirando todas las bolsas de basura por todas partes.
Pegado a una de las bolsas había una nota que decía: “¡Te conseguí un nuevo guardarropa!”.
Kevin y Adam se abrieron paso entre la multitud y vieron a Keira y Jamie recogiendo las bolsas de basura que se salieron del casillero de Keira.
—¿Ustedes hicieron esto? —gritó Jamie mirando a los chicos.
—Ey, pensamos que podríamos ayudarla, si quiere vestirse como una vagabunda, ¿por qué no vestirse con las bolsas de basura? —respondió Adam sonriendo con arrogancia.
—Vamos, Keira, solo fue una broma inofensiva —comentó Kevin entre risas.
—Kevin, esto no es gracioso. Ella es tu hermana, ¿por qué le harías eso? —expresó Jamie.
—¡Cálmate! Mira, fue una broma, no se hizo ningún daño, ¿de acuerdo? —dijo Adam.
—Vámonos de aquí —le dijo Kevin a su amigo, negando con la cabeza.
—Algún día se dará cuenta de que estas cosas no son divertidas —resopló Jamie mientras arrojaba las bolsas de basura a un bote de basura—. ¿Estás bien, Keira? —agregó, volviéndose hacia su amiga.
—Sí, vayamos a clase.
Keira miró la bolsa de basura que tenía en la mano antes de tirarla. Por un momento deseó poder intercambiar lugares con Kevin y Adam. Deseaba que se dieran cuenta de lo mucho que las burlas y las bromas le hacían daño de verdad. Para ellos, ella solo era una nadie.
Día de hoy
Bip, bip, bip.
Ugh, hora de levantarse y comenzar este día. A veces simplemente odio cuando suena la alarma. Tengo que levantarme y enfrentar otro día en la escuela lidiando con Adam y mi hermano burlándose de mí.
¿Quién soy yo? ¡Keira, no soy nadie! No hay nada especial en mí. Soy una chica promedio con un poco de sobrepeso. Tengo curvas y no soy talla 2. No soy atlética, ni siquiera soy tan inteligente.
Me encantaría encajar con todas las demás chicas de mi clase, pero simplemente no lo hago. Así que constantemente soy intimidada y desprestigiada por mi peso y cómo me visto.
Este es mi último año de preparatoria. Finalmente me graduaré este año y saldré de esa escuela. Mi esperanza es que cuando llegue a la universidad pueda comenzar de nuevo. Cada día temo levantarme e ir a la escuela; quiero acabar con este tormento.
¿Cuál es la principal causa de mi temor? ¡Adam Case! Cuando éramos más jóvenes, admito que pensé que era lindo. Eso duró quizás un mes cuando tenía diez años.
Con los años, debo admitir que era guapo a medida que íbamos creciendo. Ahora medía 1,87 metros, tenía un cuerpo de ensueño y pelo n***o espeso. Era perfecto. Parecía un modelo de revista.
Todas las chicas lo querían. Él era el chico popular en nuestra escuela. También era el idiota más grande que conocía. Además, seguía siendo el mejor amigo de mi hermano Kevin, así que lo veo todo el tiempo.
Mi hermano gemelo, alguna vez fue mi mejor amigo. Hacíamos todo juntos. Una vez que Adam entró en su vida alrededor de los diez años, Kevin pasó de ser mi mejor amigo a ser alguien con quien una vez compartí un útero.
Basta de demoras, necesitaba levantarme de la cama y enfrentar el día para poder superarlo.
¿Qué ponerme? Tenía un poco de sobrepeso, era talla 16 y tenía curvas, así que odiaba vestirme. Mi figura era de reloj de arena, con senos grandes y un trasero redondeado.
La ropa era un desafío para mí. Usaba ropa que me quedaba grande, y esa era parte de la razón por la que se burlaban de mí. Mi mamá me enseñó que, cuando estás pasada de peso, necesitas vestirte en capas; esto ayuda a ocultar la grasa. Además, al tener un busto grande, ninguna prenda linda parecía quedarme bien.
Así que mi ropa simplemente caía sobre mi cuerpo. Un simple top sin mangas con jeans y una camisa abierta con botones era mi opción segura que funcionaba.
Era hora de escapar antes de que mi hermano me viera, así no tendría que escuchar sus burlas sobre lo que llevaba puesto justo al comienzo de la mañana. Terminemos con este día.