CAPÍTULO X EL VIAJE TODA aquella noche la pasamos en gran movimiento alistándolo todo, poniendo cada cosa en su lugar y viendo llegar, uno tras de otro, botes llenos de amigos del Caballero, como el Sr. Blandy y otros por el estilo que iban á desearle un buen viaje y feliz regreso. Nunca en nuestro “Almirante Benbow” tuve una noche semejante, ni siquiera la mitad del quehacer que tuve en ésta, y puede creérseme que estaba ya rendido de cansancio cuando un poco antes del alba, el contramaestre hizo sonar su silbato y la tripulación toda comenzó á maniobrar al cabrestante. Pero aunque hubiera sido doble de la que era mi fatiga no me hubiera separado de sobre cubierta. Todo aquello era nuevo é interesante para mí, las concisas órdenes, la penetrante nota del silbato y los marineros moviéndo