4| Conocer al CEO

1676 Words
Con pasos rápidos, pero controlados, Alison salió del casino. Su espalda estaba recta y mantenía la barbilla en alto. Como si las palabras de Zander no le hubieran afectado en absoluto. Sin embargo, cuando el frío aire de Nueva York acarició su rostro al cruzar las puertas de cristal, dejó escapar un largo suspiro que había estado conteniendo durante toda la reunión. El día había sido abrumador, pero no se permitiría ceder a la frustración en público. No todavía. No mientras aún estuviera tan cerca del territorio de ese hombre. La tarde comenzó a caer mientras las luces de la ciudad empezaban a encenderse y el abrumador sonido de la gente que corría frenéticamente por las calles se mezclaba con los sonidos distantes del tráfico. Alison se dirigió rápidamente hacia la parada del autobús, observando cómo el vehículo ya estaba listo para partir. Apenas logró subir justo antes de que las puertas se cerraran tras ella. Alison se sentó de inmediato en un asiento junto a la ventana y apoyó la cabeza contra el cristal frío, exhalando de nuevo. Afuera, la tarde se comenzaba a tornar oscura. Era en momentos como ese, con la ciudad zumbando a su alrededor, cuando sus pensamientos se desbordaban. Cuando recordaba con exactitud el día en que había llegado a Nueva York. Solo habían pasado unas semanas, pero parecía una eternidad. Alison cerró los ojos por un momento, intentando despejar su mente del encuentro con Zander, en lugar de eso, los recuerdos de ese primer día en la firma de abogados surgieron sin control. *** —Señorita Hale, ¿verdad? —había preguntado la voz de un hombre. Alison elevó su rostro desde el asiento que ocupaba junto a los otros aspirantes; observó al hombre cuando escuchó mencionarla, sin duda era muy apuesto, mostraba una sonrisa despreocupada, con una pizca de arrogancia. Sus ojos marrones la habían recorrido con curiosidad mientras la guiaba, junto con los otros, hacia una sala de conferencias. Travis Johnson era un abogado elegante, vestía impecable en su traje hecho a la medida. Parecía tener el mundo bajo control. Alison lo observó con cautela, sintiendo que en aquel momento ya estaba siendo evaluada. Mientras caminaban por los pasillos de la firma, su estómago se revolvía de nervios. Había pasado días preparando su portafolio y revisando cada detalle de su expediente para esa oportunidad. Sabía que entrar en esa prestigiosa firma sería un sueño hecho realidad, pero también sabía que las expectativas serían muy altas. Alison había caminado con precisión, esa mañana se había colocado un vestido discreto, sabía que no era de las marcas de lujo que muchas de sus colegas podrían permitirse, pero era consciente también de la forma en que la estilizaba. La tela se ajustaba a su figura de una manera modesta pero sofisticada, Alison era consciente de que cada detalle contaba. Las pruebas comenzaron casi de inmediato. Alison observó la tensión en la sala. Todos los aspirantes querían lo mismo, demostrar que eran los mejores, que merecían un lugar en esa firma. Alison lo sabía, y aunque su corazón latía a mil por hora, mantuvo la calma. Después de varias horas de pruebas y entrevistas, Travis Johnson la había llamado a ella y su respiración de pronto se volvió aún más pesada. Cuando entraron a su oficina, el abogado la invitó a sentarse señalándole la silla frente al escritorio, Alison se sentó y esperó a que él también lo hiciera. Travis ocupó su asiento detrás del escritorio y soltó un resoplido antes de iniciar. —Veo que tienes potencial —dijo él, mirándola directamente a los ojos, una mirada penetrante que parecía decir más allá de las palabras—. Pero quiero ser franco contigo, Alison. Te estoy asignando un caso complicado. No porque crea que a ti te será fácil, tampoco porque esté seguro de que vas a fracasar —espetó el hombre mientras entrelazaba los dedos de ambas manos con los codos apoyados sobre la superficie de madera—. Es solo que… ningún abogado experimentado ha logrado quedarse con el caso, así que esta vez quiero intentar con alguien nuevo, quiero ver si puedes obtenerlo —dictaminó volviendo todo más tenso, más misterioso. *** El autobús se detuvo de repente, sacándola de su ensimismamiento. Alison sacudió la cabeza, parpadeando mientras su vista se acoplaba a las potentes luces. Bajó del autobús y, mientras caminaba por las calles rumbo a su edificio, un nudo de frustración empezó a formarse en su garganta. No podía evitar recordar las palabras crueles de Zander. La forma en que la había observado con burla, como si fuera una broma que alguien como ella estuviera manejando su caso. "Una novata", la había llamado, eso era y no le molestaba, pero su forma despectiva de mencionarlo era lo que la sacaba de quicio. Aunque había hecho todo lo posible por ocultar su enojo, el tono de su voz, la forma en que la miraba, la había afectado más de lo que quería admitir. Alison apretó los puños mientras cruzaba la calle. Sacudiendo su cabeza porque no quería pensar más en ese hombre, subió las escaleras de su edificio, el ascensor estaba descompuesto para variar, lo que sólo volvía su día más abrumador de lo que ya era. Cuando llegó a su puerta, sacó las llaves y notó un leve temblor en sus manos. Finalmente, cuando la cerradura hizo clic, empujó la puerta y entró en su pequeño departamento. Dejó caer su bolso sobre la mesa de la entrada y se quitó los tacones con un suspiro de alivio. Sus pies dolían, pero su mente no le permitía concentrarse en el cansancio físico. Estaba agotada, pero al mismo tiempo, una corriente de energía nerviosa aún la recorría. Alison caminó hacia la cocina, buscando algo de agua. El reloj en la pared marcaba las 8:30 p.m. La noche aún era joven, pero Alison sentía como si hubiera pasado un día entero encerrada en esa sala con Zander, soportando su arrogancia y su actitud altanera. Todo en él la hacía hervir por dentro. Alison se miró en el reflejo de la ventana mientras bebía un vaso de agua, observando su propio rostro. Luego se dirigió a su escritorio, donde tenía una pila de documentos sobre el caso del casino. Sabía que no tendría descanso hasta que no resolviera todo lo relacionado con ese problema. Cada hoja contenía detalles técnicos, había anotado cada mínimo detalle, todo lo que pensó que en algún momento le serviría. Cuando Alison se dejó caer en su silla frente al escritorio, se masajeó las sienes, mientras estiraba sus pies y hacía crujir su cuello, primero a un lado y después a otro. Pese a todo lo sucedido estaba contenta y necesitaba hablar con alguien, compartir la noticia de que le habían asignado el caso más complicado de la firma. El simple hecho de pensarlo hizo que una mezcla de adrenalina y felicidad se apoderara de ella. De inmediato pensó en Jessica, su mejor amiga. Sabía que Jessica siempre tenía la palabra adecuada para animarla, incluso en los momentos más difíciles. Aunque aún no había procesado del todo lo que significaba haber conseguido el caso de Zander, necesitaba compartirlo con alguien. Tomó su teléfono del bolso que había dejado en la entrada y deslizó el dedo por la pantalla para buscar el contacto de Emma. Pero antes de que pudiera hacer la llamada, el teléfono comenzó a vibrar en su mano. El nombre que apareció en la pantalla hizo que su corazón se detuviera un segundo. Travis Johnson. —¿Qué demonios...? —murmuró para sí misma, frunciendo el ceño con sorpresa. Travis, el abogado afamado que le había asignado el caso, la estaba llamando. Su mente empezó a correr a mil por hora, preguntándose cuál sería el motivo de la llamada. ¿Habría cometido algún error? ¿Había alguna novedad sobre el caso que no sabía? Aún sin saberlo, su mano temblorosa aceptó la llamada, llevándose el teléfono al oído. —¿Alison Hale? —preguntó Travis, a través del altavoz. Su voz era gruesa y el tono que usaba parecía un tanto amable. —Buenas noches. Señor Johnson —respondió ella, tratando de mantener la calma en su voz, aunque el corazón le latía con fuerza. No sabía si estaba a punto de recibir buenas o malas noticias. Hubo un breve silencio al otro lado de la línea, y ella pudo sentir la tensión en el aire. —Imagina mi sorpresa —comenzó él, con un tono que no dejaba entrever si lo que seguía sería positivo o negativo—. He sido notificado sobre el caso del casino... Te lo has quedado —declaró con evidente asombro en sus palabras. Sin tratar de ocultar que eso le parecía una completa hazaña. Alison abrió los ojos, sorprendida por el tono de Travis. No había duda de que él no esperaba que fuera ella la elegida. Tragó saliva, sintiendo una mezcla de orgullo y nerviosismo. —Así es —confirmó ella, tratando de que su voz sonara lo más segura posible. El silencio volvió por un momento, y Alison casi pudo imaginar a Travis evaluando cada palabra. Esa pausa sólo hizo que su corazón latiera más rápido. —Felicidades —soltó él, aligerando la tensión que comenzaba a crecer. —Gracias, señor Johnson —dijo, permitiendo que su tono suavizara un poco. —Mañana te espero a primera hora en la oficina, estoy seguro de que Zane Blackford, va a querer conocerte —culminó con seguridad. Luego de colgar la llamada. Alison dejó el teléfono sobre la mesa, mirando el escritorio frente a ella lleno de papeles. Las palabras de Travis resonaban en su mente. "Zane Blackford", había dicho. Llevaba un par de semanas en la firma y aunque ya había escuchado el nombre del abogado más importante de la firma, aun no tenía el placer de conocerlo. —Bien Alison, conocerás al CEO —dijo para sí misma en voz alta, mientras se levantaba nuevamente de su asiento y caminaba está vez a su recamara.
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