Lisandro, se durmió aferrado a mis piernas. Mientras yo simplemente le acariciaba el pelo para que estuviese contenido, sería un camino difícil si no me equivocaba seguro era un dominante; ese nivel de feromonas no era normal de un Alfa común. Tome un poco de crema, y la frote en su mejilla que estaba rojiza por la bofetada de hacía unas horas. —¡Eres un buen chico! Ojalá nunca sufras por amor, no mereces pasar tal dolor. -Dormido acercó su dedo, y comenzó a chuparlo. En eso su madre llegó, pero no sólo eso también llegó su padre, aquel Omega simplemente me miró fijo y no le agrade para nada —¿Por qué le está acariciando el rostro? ¿Qué clase de degenerado eres? —Le voy a pedir que no me falte el respeto. Yo no soy ningún degenerado, yo a Lisandro lo aprecio mucho. ¿Cómo está su espos
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