El domingo por la mañana, Liesl se despertó para encontrarse una vez más siendo abrazada fuertemente por Isaias. Su cuerpo le dolía de maneras que nunca había conocido posible, y tenía un extraño entendimiento de las mujeres que corrían maratones. Estaban sudorosas y pegajosas. Su boca sabía como si hubiera lamido la alfombra de la habitación. Ella se separó lentamente de su fuerte abrazo y él murmuró una queja mientras sus dedos la alcanzaban cuando ella salió de la cama. "Necesito ir al baño." Ella se detuvo, "por favor dime que hay cepillos de dientes en el baño." Le lanzó una mirada de reojo mientras él murmuraba que todo lo que ella pudiera necesitar estaba en el baño antes de dejarse caer sobre su vientre lejos de ella y de tirar una almohada sobre su cabeza. Se detuvo y miró