Liesl consideró mientras sostenía la mano de Isaias en la limusina que los transportaba desde el restaurante donde habían tenido una increíble cena, su cita era posiblemente la persona más interesante que jamás había conocido.
La vuelo había sido uno de los episodios más eróticos de su vida. Las palabras de Isaías durante el resto del viaje camino al aeropuerto, donde ella se había quedado en su regazo, habían sido verdaderamente obscenas. Apenas se había apagado la señal del cinturón de seguridad, él la arrastró a la habitación en la parte trasera del avión donde demostró que las cosas que podía hacer con su lengua no se limitaban a su lenguaje sucio.
Entonces, él agotó vigorosamente cada minuto de su tiempo en varias posiciones en la cama, contra el tocador en el baño, e incluso
