Liesl emergió del agotador sueño consciente de tres cosas. Primero. Su cuerpo se sentía como si hubiera pasado una semana en un gimnasio con cada músculo que poseía adolorido de una manera que no conocía posible. Isaias había sido un amante atento. La había tenido cinco veces más durante la noche, una vez en su mesa de cocina cuando habían bajado a buscar bocadillos y agua a las cuatro de la mañana. Segundo. Se había quedado toda la noche con Isais y a pesar de quedarse dormida alrededor de las cinco, nunca había dormido tan profundamente como lo hizo mientras él la envolvía. Merlin nunca le gustaba abrazarse en la cama porque ella daba calor. Ella lanzaba calor desde su cuerpo como una caldera fuera de control. Le dijo a Isaias que si él se ponía demasiado caliente junto a ella,