Corazón roto

1152 Words
Capítulo 1 Corazón roto — ¿David Johnson, aceptas a Susan Travis, como tu legítima esposa ante Dios para amarla, honrarla y serle fiel, hasta que la muerte los separe? — ¡Acepto! — ¿Susan Travis, aceptas a David Johnson como tu legítimo esposo ante Dios, para amarlo, honrarlo y serle fiel, hasta que la muerte los separe? — ¡Acepto! — En nombre de la Iglesia, los declaro marido y mujer, que lo que Dios ha unido en la tierra, no los separe el hombre. Amen. Samantha Con esas palabras, experimenté un nudo en la garganta y sentí como si mi corazón se detuviera. Las lágrimas brotaron de mis ojos y recorrieron mi rostro sin cesar bañando mis mejillas. No pasó desapercibido para nadie que una desconocida llorara en medio de la boda, en estos eventos, donde se celebran uniones y promesas de amor eterno, es común que las emociones fluyan desbordadas; sin embargo, en mi caso era diferente, ese mismo hombre que, no hace mucho, se había negado rotundamente al matrimonio y había declarado que no creía en esas "tonterías", estaba ahora ante mí, sonriente y radiante, besando a su nueva esposa frente a todos. Declaraba con entusiasmo que ella era su elección definitiva, su compañera para toda la vida, y que estaba dispuesto a cumplir con todas las promesas del matrimonio según las leyes divinas y humanas. El contraste con sus palabras pasadas y el presente me llenó de asombro y tristeza, mientras observaba cómo juraba amor eterno a otra persona. Volteé hacia los lados, buscando desesperadamente al causante de que yo pudiera estar presente observando con mis propios ojos, cómo el hombre que consideraba el amor de mi vida, se comprometía para siempre con otra persona. Al mirar que lo observaba, no tardó en caminar hacia mí, para colocarse a un lado mío. —¿Ya ves que no te mentía? David nunca te amó, solamente eras su pasatiempo cuando visitaba esa horrible ciudad, como muchas veces la mencionaba. Le servías para mantener su cama caliente los días que estaba alejado de Susan —su manera de expresarse no se parece en nada al tono amable con el que siempre me habló en presencia de mi “novio”. Steven James, el supuesto mejor amigo de David, fue quien me buscó para que yo pudiera estar presente en este momento. ¿Los motivos? Los desconozco. No sé si quería hacerme daño para que me alejara de su amigo, o simplemente tiene sus propios asuntos pendientes con él. ¿Debería darle las gracias? No lo creo. Siento que no fue tan desinteresado su interés en que yo me enterara, sé que algo oculta, pero ahora ya no me interesa. Lo que debo hacer es regresar a mi ciudad. Con el corazón tan roto y con tantas lágrimas que no dejan de salir de mis ojos. Sigo escondida en esa pequeña esquina para que David no me vea, porque ya no tiene caso que se dé cuenta que lo he descubierto. Ahora pertenece a otra mujer, y yo salgo sobrando en su vida. —¿Regresarás ahora, o te quedarás esta noche?— me pregunta Steven. Me quedo en silencio algunos minutos, tratando de poner en orden mis ideas. —Regresaré hoy mismo, no tengo nada que hacer aquí…por cierto, hace días David me dijo que estaría en un viaje de negocios por dos semanas…imagino que se trata de su luna de miel, ¿o me equivoco?— Apenas puedo hablar con el nudo que siento en la garganta. Es tan doloroso este momento que siento que en cualquier momento que desvaneceré, necesito salir de aquí. —No, no te equivocas…ellos se irán de luna de miel hoy mismo, irán a varios lugares de Europa. ¿Vas a esperarlo?— Noto cierta burla en su pregunta, al parecer no está satisfecho al ver mi dolor. —Bueno, lo que yo vaya a hacer a partir de ahora no te interesa. Es mi problema. De alguna manera te agradezco que me hayas hecho venir y observar esto por mí misma. Aunque David nunca me prometió nada a futuro, creo que todos debemos entrar a una relación con los ojos abiertos. Si él solo quería una amante, yo debería haber decidido si aceptaba o no. Pero ahora ya no hay nada que hacer. Así que lo que yo decida, es mi asunto —no le daré el gusto de seguir humillándome. —, estoy seguro que esto no será problema para ti, y lo esperarás pacientemente a que regrese de cogerse todos los días a su esposa en su luna de miel. ¡Qué patética eres mujer! jajajajaj.— mientras ríe a carcajadas, y mientras tengo unas enormes ganas de golpearlo, pienso que definitivamente es un idiota, y yo que pensaba tan bien de él cuando me lo presentó David, las apariencias engañan sin duda. Sigue burlándose como si todo se tratara de una broma muy graciosa. Que lo siga disfrutando. No pienso decirle que planeo hacer más adelante. Aún tengo dos semanas para decidir qué pasará conmigo. Lo cierto es que esto es tan inesperado que pareciera más una pesadilla que la realidad. Sin esperar una palabra más de él, volteo a ver a los recién casados. Noto como David mira con adoración a su mujer. Le arregla el vestido, y posa tiernamente su mano en su vientre, donde el reflejo de su nuevo anillo me deslumbra, mientras ella coloca su mano sobre la de él. Siento como si otro puñal se clavara en mi corazón y lo siguiera destrozando. Sin poder soportar más, los miro una última vez, para despedirme para siempre de la persona que más he amado en mi vida, y la que acabó con todo mi mundo. Salgo de la recepción de bodas sin que Steven se dé cuenta que me he ido. El se alejó de mi lado para ir a felicitar a los recién casados. Doy un último suspiro antes de salir del salón. Quiero regresar cuanto antes a mi casa y encerrarme a llorar todo mi dolor, mi desengaño. No sé si alguna vez lograré superar este duro golpe, pero por ahora, solo quiero estar en mi hogar, ese que compartimos durante dos años, que pensé eran los más felices de mi vida, pero ahora me doy cuenta que todo fue una ilusión. Camino despacio a tomar un taxi y le pido que me lleve a la central de autobuses. Traigo en mi bolsa el boleto de avión que me dio Steven, pero no quiero nada de él. Prefiero volver por mis propios medios, aunque tarde más tiempo en regresar. Veo que mucha gente me mira con lástima, pero no me interesa lo que piensen los demás. Ojalá que con mis lágrimas drenara mi dolor, pero sé que eso no es posible. ¿Será que mi corazón roto alguna vez podrá sanar?
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