CAPÍTULO ONCE Ceres estaba sudando en plena noche y, por una vez, no era a causa de una pelea. Al contrario, estaba clavada fregando las baldosas de uno de los patios del castillo, quitando el barro y la suciedad que se había acumulado allí. No tenía ninguna duda de que era cosa de Lucio; simplemente otra manera de hacerle la vida más dura allí y quizás también un modo de agotarla antes de la lucha. Evidentemente, tenía que hacer limpieza allá donde tuviera una buena vista del salón principal del castillo y donde los que estuvieran dentro pudieran verla y reírse de ella. Allí tenía lugar un festín, que se completaba con bailes y abundantes entretenimientos. Ceres vio a Lucio, a Estefanía y a todos los otros miembros de la realeza pasándolo bien, comiendo delicados pasteles y bebiendo vin