Hora de encargarse del problema

1390 Words

Casi podía imaginar su sonrisa desagradable y sus dientes amarillos. —Gracias, pero no. Nuestras necesidades están satisfechas. ¿A dónde fue el contenedor? Escuché a José contenerse de ese frío rechazo. —Puerto de Corrado. Muelle 5. Tuve que pagar más a mis hombres en el puerto por mala organización. Estoy acostumbrado a otra cosa— me regañó. —Estaba segura de que con los sobornos estarían contentos con la oferta, incluso si probablemente les había costado algo de valor. —No me puedo quejar. Y si no te importa, quiero pasar a otras cosas ahora. Más risitas de fondo. Me equivoqué. Había dos mujeres. Hice una mueca de disgusto. Pero no di ninguna señal. —Sí, eso es todo por ahora. Que tengas un buen día— Luego colgué. Al darme la vuelta, vi a Katt mirando sus papeles, perdida en

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