¡No quiero rosas! Quiero orgasmos,
parte 2
—No, bebé. No quiero rosas, yo quiero orgasmos. Muchos orgasmos.
Al escucharla lo encendió más y se apoderó de su labios, ejerció cierta fuerza en aquel
beso, quería dejarle saber lo mucho que le prendía.
—Haría cualquier cosa por ti, mami.
Ella pegó su frente a la de él y con su respiración agitada logró sonreír.
—Lo sé. Ahora ve por tu vecino.
Él la soltó y asintió, se dio la vuelta y caminó hasta la puerta, perdiéndose en el pasillo.
Alice sonrió mordiéndose su labio inferior, apretó sus muslos, estaba excitada de sólo
imaginar lo que esos hombres harían con su cuerpo. Al fin su fantasía s****l se
cumpliría.
Sentía su piel arder de sólo acordarse del chico del ascensor, era tan ardiente y solo
esperaba que no la decepcionara
