CAPÍTULO DIECISIETE
Cada cierto tiempo, Avery se sentía culpable por recurrir a los servicios de Sloane. La Dra. Sloane Miller estaba aquí para trabajar con oficiales que estaban cediendo ante la presión y el estrés de su trabajo. Por supuesto, en la A1, la mayoría de esos oficiales nunca admitirían que necesitaban ayuda. Por eso es que Sloane usualmente estaba disponible.
Esta tarde no era la excepción. Cuando Avery entró en la oficina de Sloane, estaba sentada detrás de su escritorio, bebiendo café y leyendo algo en su portátil. Le sonrió cuando la vio entrar.
“A riesgo de parecer un poco arrogante”, dijo Sloane, “se me vino a la mente que te vería pronto”.
“¿Por qué?”, preguntó Avery.
“Por la forma en la que los medios están hablando de estas cartas que recibimos. La persona que es
