When you visit our website, if you give your consent, we will use cookies to allow us to collect data for aggregated statistics to improve our service and remember your choice for future visits. Cookie Policy & Privacy Policy
Dear Reader, we use the permissions associated with cookies to keep our website running smoothly and to provide you with personalized content that better meets your needs and ensure the best reading experience. At any time, you can change your permissions for the cookie settings below.
If you would like to learn more about our Cookie, you can click on Privacy Policy.
Capítulo XX —¿Los servicios secretos? —había preguntado Drew, estupefacto, a McKintock—. ¿Qué tienen que ver los servicios secretos con nosotros? ¿Cómo han podido conocer el proyecto? ¿Quién ha hablado? ¿Cómo es posible? —Evidentemente, nos han interceptado, de alguna manera, no sé dónde ni cómo. El hecho es que saben todo, y me han convencido de que mi deber como buen británico es colaborar y compartir el proyecto con ellos, por el bien del país. Y, después de todo, tienen razón —constató finalmente—. La universidad es un elemento del país, y nuestros mayores esfuerzos deben estar dirigidos a nuestra nación. Pero estoy seguro, de todas formas, de que nuestro ateneo obtendrá los beneficios que esperaba. El proyecto ha nacido aquí, y me han asegurado que nadie se quedará con el estómago v