—Ah, sí. Sí, claro —dijo Drew, y salió rápidamente de la nave. Lancôme cerró el portón detrás de él, activando las sólidas cerraduras oleodinámicas protegidas por una combinación electrónica. Un sistema de alarma antiintrusión acompañado de una red de cámaras en circuito cerrado protegía el hangar por la noche. Además, una ronda de guardas nocturnos vigilaba el área. Drew volvió a Manchester. La primera etapa importante, el primer elemento de aquella Máquina increíble, estaba instalado. Los ingenieros de la central nuclear estaban preocupados. La inspección del reactor había revelado que las grietas se habían extendido, a pesar de una construcción cuidada y el respeto constante de los parámetros del proyecto. Y a pesar de eso, habían aparecido las grietas. Ciertamente la central nucle