El paraíso de tus ojos

El paraíso de tus ojos

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Tus ojos son como dos grandes zafiros llenos de amor y sabiduría, amo cuando sonríes y amo cuando me miras... quiero ser tu compañero de aventuras por este corto y a la vez largo sendero llamado vida. Amo tus ojos porque transmiten paz y compañía. Quiero ser ese jardinero que mantenga el paraíso en tus ojos.

Claudine es una chica veinteañera, amante a la fotografía y con una vida sumamente complicada, su vida va de la universidad hasta cuidar a su pequeño hijo de casi dos años. No hay tiempo para salidas, fiestas y mucho menos novios... mucho menos novios ¿verdad?

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CAPITULO 1
POV CLAUDINE. Me levanto quince minutos años que la alarma suene, salgo con sigilo de la habitación con cuidado de no ser escuchada por… – ¡mami! – aborten misión el objetivo ya se levantó. Camino de nuevo a nuestra habitación donde lo veo arrastrarse por toda la cama como una vil serpiente, camino con una mueca de cansancio en mi cara, ayer me acosté a las tres de la mañana haciendo un proyecto de artes que se suponía que era en pareja, pero mi compañero es tan inútil que ni siquiera se presentó a la planeación del proyecto. – mami – murmura mi pequeño cuando me ve sentarme a su lado. – dime, bebé. – pesalilla – Dice mientras hace un tierno puchero en su boquita. – ¿sí? – lo tomo me mis brazos y él abraza mi cuello por inercia – ¿Qué soñaste? – tabas y… fuiste – logra decir entre balbuceos. – ¿me fui? – él asiente con sus ojitos llorosos. – shí fuiste – dejo un beso en su mejilla y luego en su naricita, él ríe y acaricia su naricita con la mía – ¿nunca irás? – nunca me iré – le hago cosquillas y él ríe a carcajadas – siempre serás mi bebé consentido. – ¿plomesa? – pregunta una vez que logra calmar su risa. – promesa – beso su naricita antes de levantarme con él en los brazos. Comencemos... Mi nombre es Claudine Corday, mi papá es francés y mi mamá es… de por ahí y no es por ser pesada, ella misma lo dice. Nací en Virginia y pasé toda mi infancia y adolescencia ahí hasta que cumplí diecisiete y la vida me abofeteó de la peor manera, así es, me enamoré. Era un idiota, el típico bad boy que todas querían y nadie tenía ¿Qué me hizo pensar que el tipo cambiaría por mí? Literalmente tenía una camisa que decía “todas son mías” ew… En fin, al mes de hablar me dijo que me amaba y yo como una chica insegura, que apenas sabía del amor que describen en los libros, le creí ¡le creí! Busquen la peluca y el maquillaje que quedé como una payasa. Ay ni saben lo afortunada que me sentía en ese momento, pasó lo que lo que tenía que pasar (o sea que tuvimos sexo) y al mes el pan ya estaba en el horno, exacto, quedé embarazada… a mis diecisiete, de un idiota que se creía bad boy. Claro que al principio me quería tirar de un puente, así que opté por lo que cualquiera chica enamora haría, hablar con el chico, pensé que él se haría responsable y toda esa mierda que uno piensa cuando está enamorada, que fea manera de ponerme los pies sobre la tierra. Obvio que él negó todo y me dijo que no era de él ¡oh, sorpresa! Lloré, mucho, como por tres días, luego pensé en abortar, pero las pastillas no funcionaron y lo único que hice fue exponerme delante de mis padres. Mi padre, un católico devoto, me dijo que me tenía que casar con el papá del feto, acá el tipo bad boy que creía que era dueño del mundo, claro que no iba a decir a mi papá que él era el padre, qué vergüenza, así que le mentí y le dije que el tipo se había mudado a Canadá y que en el viaje el avión donde iba explotó y él murió de una forma muy trágica, mi papá con su corazón de pollo lloró conmigo y me ayudó en mi “duelo”, mi mamá se dio cuenta enseguida que estaba mintiendo, pero decidió quedarse callada y después darme el sermón de mi vida, en fin lo único que le entendí fue que las mentiras son malas y aprendí muchas groserías nuevas. Le conté a mi mamá todo lo que había pasado y quien era el verdadero papá del niño, no el muerto, y casi va a su casa a partirle las ventanas, que señora tan agradable, pero la violencia nunca es la solución. Hicimos luto como por un mes por esa pequeña mentirilla, pero me logré librar del matrimonio con aquel patético intento de macho alfa. Lo mejor era cuando cuando el padre le deseaba vida eterna a mi supuesto "novio fallecido" y el chico me miraba feo, otro infortunio de mi vida es que ambos íbamos a la misma parroquia. Oculté mi embarazo hasta el último de mis días en aquella horrible secundaria, me gradué de dieciocho años y con una barriga de ocho meses. Cuando nació Kai, mis padres decidieron que me mudaría a San Francisco con Kai para evitar que la gentuza hablara de mí por ser madre soltera, mi mamá es muy borde y quemaría Virginia solo por una mala mirada hacia mí. Aunque cuando Kai nació pensaron que mis papás se habían robado a un bebé y los denunciaron con la policía, sus caras cuando les expliqué a los oficiales que Kai en realidad era mi hijo fue monumental, digna de un premio Oscar si me lo preguntan. Ahora mi bebé tiene casi dos añitos y yo estoy en segundo semestre de la carrera de fotografía con compañeros inútiles que no hacen su parte del trabajo y tengo que acostarme a las tres de la mañana haciéndolo yo sola. – sí, mamá – asentí por décimo cuarta vez a lo que me decía, aunque en realidad no estaba escuchando nada de lo que decía, ya me sabía de memoria lo que decía. – y no olvides llevar a Kai al pediatra. – sí, mamá – Kai en frente de mí balbuceó unas palabras mientras se comía la rica, no tan rica, papilla de zanahoria, ya le salieron todos sus dientecitos, pero él sigue amando esta papilla que sabe a… mejor no opino al respecto. – te dejo, tu padre está irritable desde que el perro del vecino le lastimó la patita a Harry, ya sabes como quiere a ese animal. Harry es el gato de mis papás, antes era mío, pero en el edificio no aceptan mascotas por lo que tuvo que quedarse con mis padres, es algo contradictorio porque a unos departamentos del mío vive una rata inmunda que se hace llamar mi vecino que cada vez que tiene la oportunidad dice que me quiere mantener y ser el papá de Kai ¿Cuándo te lo pedí, grandísimo estúpido? En fin, creo que papá decidió quedárselo porque le recuerda mucho a mí, quisiera vivir con ellos otra vez, estoy segura de que a ambos le encantaríamalcriar a Kai; pero no puedo por la universidad, no me gusta estar tanto tiempo sola. – chao mamá, te amo – cuelgo antes de que pueda responderme y repetirme todo lo que acaba de decir; le sonrío a Kai con complicidad, él me devuelve la sonrisa, aunque no sabe de qué nos reímos. Luego de desayunar y bañarnos, me visto para ir a la universidad con un jean n***o rasgado, una camisa blanca y unos tenis blancos, visto también a Kai que está jugando con uno de los juguetes que le ha regalado mis papás, después de cambiar a Kai ambos salimos del departamento hacia la casa de al lado donde vive la Señora Smith, una amable viejecita de sesenta años que cuida a Kai mientras estoy en la universidad. Toco la puerta de su departamento unas cuantas veces, la puerta se abre y veo a la Señora Smith sonreírme de forma amable. – buenos días, señora Smith – le saludo como siempre. – buenos días, Claudine ¿vas de apuro? – niego con mi cabeza y le paso el bolso de Kai. – no, hoy me levanté antes de que sonara la alarma – digo con orgullo y ella sonríe mientras niega con su cabeza. – mmm eso es una señal, hoy va a llover – bromea. Finjo ofenderme llevando una mano a mi pecho de forma dramática. – me siento ligeramente ofendida por sus palabras – la Señora Smith extiende sus brazos y Kai de inmediato se va con ella, a veces creo que mi hijo la ama más que a mí. – ¡Nana! – mi hijo le dice con cariño y la Señora Smith lo besa en la mejilla. – ¿vendrás a la misma hora? – no es como si tenga algún novio por ahí que me haga llegar tarde – trato de bromear. La veo negar con su cabeza y sonrío rendida – lo intenté. – eres una chica muy joven, deberías de conseguirte algún novio – me sermonea… como todos los días. – no gracias, la última vez que conseguí un novio “porque estaba joven y necesitaba vivir” – hice unas comillas con mis dedos – salí embarazada de este galán roba corazones. Aprieto una de las mejillas de Kai y el ríe mostrando todos sus dientecitos. – no tienes remedio – sonrío mostrando mis dientes. – bebé, me tengo que ir, ¿te portarás bien? – ¡mami, amo! – sonrío en grande y beso su mejilla con mucho cariño. – yo también te amo, bebé – beso una última vez la mejilla de mi bebé. Comienzo a caminar en dirección al ascensor con una sonrisa en mis labios. – cuídate mucho, nada de hablar con extraños – dice la Señora Smith y luego escucho cuando cierra la puerta se departamento. Conozco a la señora Smith desde que me mudé a este edificio cuando Kai era apenas un bebé de tres meses, ella me ayudó en todo, desde atender a Kai hasta ayudarme a hacer los quehaceres del departamento y darme comida cuando, fue algo así como mi ángel guardián. Sé que tiene un hijo de veintiocho años que no ve hace cinco años, pero que siempre la llama o le envía fotos de sus viajes, lo conozco por una de esas fotos que le mandó y es un hombre muy guapo, pero no es mi tipo. También que fue mamá soltera como yo antes de conocer al Señor Smith y estar juntos hasta que él murió hace tres años antes de que yo me mudara al edificio. – Claudine – la voz irritable de mi vecino me hace querer torcer los ojos, pero me aguanto, no quiero parecer grosera, aunque ya le he dicho muchas veces que no estoy interesada en él, ni en nada de lo que me ofrece. – buenos días, vecino – saludo por cortesía ¿Por qué este señor no entiende lo que es un “no”? creo que hasta me dobla la edad ¿o es que tener un hijo me hace ver vieja?... – vamos Claudine, te he dicho que me llames Nick, si me saludas así pensaré que no quieres que te hable – trata de bromear y ambos reímos, él porque cree que es gracioso y yo porque si no lo hago me pondré a llorar. – Dios nos salve de que pienses eso – digo con sarcasmo, pero claro que él no lo nota, su falso ego no lo deja. Ambos esperamos el ascensor, quisiera yo que, en silencio, pero no. Nick comienza a contarme lo buen tío que es y que le gustaría tener un hijo para malcriarlo y darle regalos. No sé por qué, pero siento que es una indirecta para mí. La puerta del ascensor se abre y para mi fortuna hay una pareja de ancianos del piso de arriba en el, no me gusta la idea de subirme a un espacio cerrado con este señor. Saludo a los señores con amabilidad y ellos me devuelven el saludo con una sonrisa. – ¿crees que nosotros nos veamos así en un futuro? – miro a Nick con una ceja enarcada, ¿en serio me está preguntando eso? – sí, tal vez seamos buenos vecinos – resalto la última palabra – hasta entonces. Nick me mira desconcertado. La puerta del ascensor se abre y salgo de inmediato como alma que se la lleva el diablo, sin esperar un segundo más, estar ahí con ese señor me pone los pelos de punta. – ¡Claudine, espera! – lo oigo llamarme, pero lo ignoro y sigo caminando hasta la recepción ¿Cuándo se va a cansar? Conocí a Nick cuando se mudó hace un año al edificio, al principio fui amable con él porque era un vecino nuevo y no quería verme grosera, pero al parecer confundió mis intenciones y ahora quiere formar una familia conmigo. Nick es buena persona y hasta se podía decir que es guapo, pero no estoy interesada en una relación, no tengo tiempo para eso, entre la universidad y Kai se consume todo mi día. – buenos días, Claudine – me saluda el vigilante apenas llego al portón de salida – ¿Cómo está el pequeño Kai? – buenos días, Maikel – sonrío con la boca cerrada – está bien, gracias por preguntar, fíjate que apenas ayer me di cuenta que su colmillo izquierdo estaba saliendo. – debió ser una sorpresa – dice con sarcasmo. Río y él se queja cuando golpeo su brazo de forma juguetona. – soy distraída por el Neptuno retrasado – él ríe en voz alta. – es mercurio retrogrado – logra decir entre risas. – lo sé, la retrasada soy yo – ambos reímos en voz alta hasta que miro el reloj en mi muñeca y abro mucho mis ojos. Joder es muy tarde – ocho y media. – ¿tarde? – muuuy tarde – digo asustada – hablamos luego, el maestro me dejará afuera si llego, aunque sea un minuto tarde. Maikel asiente y me despide con la mano mientras me ve correr a la parada de autobús, espero unos minutos para que el autobús publico pase, una vez que el autobús saludo a todos los pasajeros con amabilidad, suspiro cuando me siento en una de las sillas. Tengo sueño, mas no voy a dormir otra vez aquí, la última vez terminé como siete paradas más adelante que la mía, ya yo no hago eso. Me levanto cuando llego a la estación que queda a unas cuantas calles de la universidad. Faltan cinco minutos para que empiece la clase, corro lo más rápido que puedo por el campus de la universidad, aquí donde me ven soy una atleta nata… mentira, me agito por tomar agua ¿Quién se agita por tomar agua? – hola, Clau – saluda mi amiga Raquel apenas entro al salón. – qué más, Raquel – ella me hace un espacio, le agradezco y me siento a su lado. Raquel es una estudiante de arquitectura que conocí el primer día cuando ambas estábamos perdidas y solas, creo que es la única persona en la universidad a la que considero mi amiga y por ende la única que sabe de la existencia de Kai. – ¿hiciste el trabajo de artes? – ni me recuerdes ese trabajo, me acosté a las tres de la mañana haciéndolo – respondo con un suspiro cansado. – ¿no era en equipo? – me paso las manos por la cara y asiento con un gruñido. – el idiota que me tocó de pareja ni siquiera se presentó a la planeación del trabajo, me tocó hacerlo sola, solín, solita – dramatizo y Raquel ríe. – ¿Cómo está Kai? – me pregunta. Abro muchos mis ojos, tapo su boca y miro a los chicos que están a nuestro alrededor con recelo. – no menciones a mi amor secreto aquí, soy una chica muy atractiva, comenzarán con los rumores de que tengo una vida de stripper y que mi nombre no es Claudine, sino Megan y hago mamadas a cinco dólares, aunque lo de las mamadas lo puedo hacer gratis – guiño un ojo de forma coqueta. Raquel voltea sus ojos y quita mis manos de su boca. – no tienes cara de Megan, tienes cara de Martha y de que sacarás un rosario para ponerte a rezar en cualquier momento. – que feo, mira como me insultas – ambos reímos por nuestras estupideces. – entonces cómo está Kai – susurra con burla. – bien, se quedó con la Señora Smith, a veces creo que la quiere más que a mí – Raquel ríe y niega con su cabeza, sabe que me encanta dramatizar las cosas. – Kai es… – ¿Quién es Kai? – ambas soltamos un grito agudo llamando la atención de nuestros compañeros. – ¿Qué te pasa, Nail? – pregunta Raquel con una mano en su pecho – ¿nos quieres matar de una impresión? – no, solo que escuché que estaban hablando de un tal Kai y me dio curiosidad – Raquel y yo nos miramos con miedo, no confío en Nail, habla hasta por los codos y se le puede escapar – ¿me dirán? – Kai… Kai, es… él es… – balbucea Raquel. – ¡es un amigo mío! – intervengo al ver que Raquel está a nada de escupir la verdad, esta chica no sabe mentir. – ¿desde cuándo aquí tú tienes amigos? – lo miro ofendida y Raquel ríe en voz alta. – para tu información yo tengo muchos amigos – ambos me miran con una ceja levantada, me siento ligeramente ofendida. – buenos días chicos, hoy hablaremos de la… Qué día tan largo va hacer el de hoy. Dos horas después caminamos por los pasillos de la universidad ¿se acuerdan que les dije que Nail habla hasta por los codos? Bueno pues se está luciendo como nunca. – ahí viene el capitán del equipo de futbol de la universidad – dice Nail con voz emocionada. – ¿me importa? – decimos Raquel y yo al mismo tiempo, nos miramos y comenzamos a reír. Nail bufa, ese chico tiene un problema con querer ser popular. – ahí viene ¿me veo cool? – dice arreglando su cabello. – te ves como… – Nail – complemento la frase de Raquel. Nail gruñe. El famosísimo capitán del equipo de futbol, un chico que me recuerda tanto a mi ex que hace que se me revuelva el estómago, no es que tenga traumas con mi ex, bueno sí los tengo… los tenía, fui al psicólogo como por un año después de que Kai nació, quería liberar tensiones para poder cuidar de mi hijo bien y me sirvió, aprendí a amarme y aceptarme tal y como soy ¿Por qué no fui al psicólogo desde antes? creo que me hubiera ahorrado bastantes problemas, pero admito que mi yo llorando porque una chica de la secundaria me llamó fea me da mucha risa, si viera a esa chica ahora y me dijera lo mismo la mandaría a comer mierda. – hola, Claudine – la voz del capitán del equipo me saca de mis pensamientos. Levanto mi mirada confundida, veo a Raquel y a Nail que me miran sorprendidos y luego veo a… no sé cómo se llama, la verdad. – hola… – frunzo mi ceño tratando de recordar su nombre. – Paul – me recuerda. – ¡oh sí! ya, lo sabía, solo bromeaba – suelto una risita incomoda. Nail niega con desaprobación y Raquel se ríe entre dientes. – solo te quería invitar a una fiesta que haremos hoy en mi casa – dice de forma atropellada. La boca de Nail se abre con dramatismo mientras Raquel abre sus ojos sorprendida y yo… bueno a mí no me importa. – oh, lo siento, tengo que hacer un… – piensa en una buena excusa Claudine – trabajo de… Miro a Raquel buscando ayuda y ella lo entiende de inmediato. – me va ayudar a hacer una maqueta de una ciudad en 3D – asiento ante su mentira. Paul nos mira sin poder creer por completo nuestra mentira y termina asintiendo. – oh, es una pena, entonces supongo que nos vemos por ahí – asiento con una falsa cara de decepción – si quieres ir un rato a divertirte eres bienvenida, también… – mira a Nail y a Raquel – puedes llevar a tus amigos. – gracias por la invitación – sonrío con mi boca cerrada, Paul me devuelve la sonrisa y camina hacia donde están sus amigos. – ¿acabas de rechazar al chico más popular de la universidad? – pregunta Nail aún sin poder creerlo. – creo que es la quinta vez que lo rechazas ¿no? – me encojo de hombros. La verdad es que no me acuerdo, no recuerdo el cincuenta y nueve por por ciento de las cosas que pasan en mi vida. – ¡Claudine! – grita de forma dramática – estas a dos pasos de ser popular y te niegas a serlo. – no me interesa ser popular, prefiero estar en mi casa con mi… televisor – Raquel ríe entre dientes, le fulmino con la mirada y deja de reír. – ¡eso es imperdonable! Nail se sigue quejando, Raquel suspira profunda y yo río entre dientes. El único hombre que quiero en mi vida es a Kai.

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