Fue en ese instante cuando Mary abrió los ojos por primera vez, vio cómo Finn se alejaba hacia el baño y se dio cuenta del escenario en el que se encontraba. La mujer que estaba sentada a su lado, en su misma fila de asientos estaba completamente dormida y roncaba ligeramente. Nadie se había percatado de lo que allí acababa de pasar. Mary se miró la blusa abierta, estaba empapada de sudor y los pezones transparentándose a través de la fina tela sin llegar a mostrarse totalmente libres. La falda estaba tan subida que actuaba poco menos que como un cinturón ancho y su v****a había mojado parte de la tapicería del asiento con sus flujos. Se adecentó un poco, se abrochó la blusa y se bajó la falda todo lo que pudo. El rubor invadía sus mejillas y se moría de vergüenza por su descaro. Cuando
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