Mientras caminaban hasta la casa de Mary, Finn la llevaba de la mano, a la par que esta dejaba su cabeza en el hombro del chico, haciendo un esfuerzo máximo para caminar. No pasaron más de quince minutos hasta que llegaron al destino, el hogar de Mary. Rapidamente la chica le cedió las llaves a Finn, ayudándola a abrir la puerta y pasando con ella, y llevándola hasta su habitación para luego regresar y cerrar con llave la puerta de la casa.
- Ten Mary, tus cosas, ¿te ayudo a buscar algo más? ¿quieres algo de tomar?
- No Finn, tranquilo, es muy dulce de tu parte que me hayas acompañado hasta acá
- Nunca sabemos los peligros de las calles, además mírate, estás totalmente abatida, debes dormir
Mary se dejó caer en la cama, con los brazos totalmente estirados hacía arriba.
Finn fue a la cocina y comenzó a husmear en los gabinetes intentando buscar una taza, hasta que finalmente la encontró, la llenó de agua midiéndola para después verterla en una pequeña jarra para calentarla y hacerle un té a Mary.
Después de unos minutos, el chico encontró unas bolsas de té, poniendo una en la taza donde luego pondría el agua caliente, para así terminar de preparar el té caliente para Mary. Al regresar a la habitación la chica estaba quitándose con dificultad sus tacones, a lo que Finn se agachó y procedió a ayudarla, liberándola de ellos, los tomó y los acomodó cerca del closet empotrado en la pared que tenía la chica en su habitación.
- Mary, te preparé un té por si te apetece tomar algo — dijo mientras dejaba la taza en la mesa de noche de la chica, junto con un par de botellas de agua que también había encontrado en la nevera. — Mantente hidratada por si algo, ¿vale?
- Gracias Finn — agradeció mientras se subía al a cama y movía las sabanas para meterse dentro de ellas.
- Hey, ¿dormirás así? ¿No es incomodo? Si quieres te ayudo a buscar una pijama
Mary esbozó una sonrisa para luego dejar escapar una pequeña risa ante el comentario dulce y servicial del chico.
- Finn, cariño, yo duermo desnuda — confesó aún riéndose
Finn se quedó mirándola un momento, sonriendo también ante la respuesta de Mary.
- Si me quito la ropa, te juro que no voy a querer amanecer sola, así que tu decides. — dijo mirándolo con picardía al joven Finn parado al borde de la cama.
- Pe-pero… Mary…
El chico lo pensó por un breve instante, su pene comenzaba a ponerse duro, la idea le encantaba, pero sentía que no debía ser en ese momento, además, por más que se le hubiese pasado un poco el efecto, Mary aún estaba alcoholizada y no sentía correcto aprovecharse de esas propuestas probablemente hechas bajo el efecto del licor.
- Mary… — dijo en voz baja.
- Dime Finn, ¿qué pasa?
Finn se acercó hasta ella, inclinándose para ponerse más cerca, quitándole la sabana que la cubría, deslizandole la mano desde el cuello, acariciando sus senos, apretándolos, para después bajar y acariciar la v****a de la chica por encima de sus jeans. Mientras el toqueteó empezaba, Mary comenzó a palpar el m*****o de Finn por encima de sus jeans también.
Se fueron acercando más y más, hasta que sus labios se chocaron y se besaron de una manera muy apasionada, sus lenguas chocaron al unísono, jugando la una con la otra, chupadas, mordidas de labios, pequeños besos iban y venían. Hasta que Finn se apartó, dandole un beso en la frente y alejándose de ella.
- Pero Finn, ¿qué pasa? ¿por qué te vas?
- Me muero por estar contigo, me fascinas Mary, pero quisiera que fuese en otras condiciones. — sentenció caminando por el pasillo hasta llegar a la puerta de la casa, la cual abrió y cerró, dirigiéndose luego hasta la avenida para coger un taxi.
Mary se quedó impactada en su cama, aún la cabeza le daba vueltas y el sueño la dominaba. Suspiró y dejó caer su cabeza en la almohada quedándose dormida en el instante.
Por otra parte Finn se encontraba camino a su apartamento, aún caliente por el pequeño encuentro con su jefa, moría por hacerle el amor en ese mismísimo instante, pero en su cabeza sentía que estaba totalmente incorrecto hacerlo de esa manera, de todas formas, si su gusto prevalecía, no habría ningún problema en volverlo a intentar con más firmeza y totalmente sobrios.
Al llegar al apartamento, Finn cruzó su living room llegando hasta su cama, desvistiéndose y yéndose a la ducha, en unos minutos salió totalmente refrescado, tomando su móvil y fijándose que tenía una videollamada entrante de Mary.
Ambos conectaron a una videollamada. Bastante tímidos al principio, se saludaron de nuevo, como como siempre pero no sabían como continuar lo que habían dejado en pausa unas horas atrás. Afortunadamente Mary tomó la iniciativa.
Colocó su móvil en un sitio que la enfocaba completa desde la cama. Ahí, comenzó a desnudarse suavemente, con un deje sensual que le estaba excitando muchísimo a Finn. Se soltó el cabello, las prendas cayeron al suelo y su piel desnuda se acostó encima de la cama, tomando su consolador purpura para iniciar con la sesión.
Finn tomó su ejemplo y colocó el móvil en un sitio que pudiera enfocarle. Ya desnudo, con un poco menos de gracia que ella y se acostó a frotarse mientras la miraba y ella lo miraba.
Mientras introducía su pene de plástico color purpura dentro de sí, Finn la escuchaba diciéndole cosas sucias: “Imagínate que este eres tú, que me coge. Entras una y otra vez en mi rica v****a mojada y caliente. Siente la humedad en tu v***a, siénteme. Tócate, saboréate”. Se metía dentro unos dedos y los sacaba empapados de sus jugos para chuparlos con delectación.
“Quiero que acabes dentro de mí. Quiero que te corras dentro y que al terminar, metas tus dedos dentro de mí. Quiero que empapes tus dedos de los fluidos de ambos y me metas eso a la boca, apretándolo contra mi lengua. Quiero que me comas la v****a llena de tus jugos y los míos. Quiero que me folles hasta que nos desmayemos”.
Mary sacada de sí, extasiada hasta la coronilla, estaba sacándose toda esa frustración que le había generado Finn antes de marcharse. Aquello fue más de lo que Finn pudo soportar sin tener un orgasmo. La visión del semen blanco empapándole el abdomen al chico la sublevó, al punto que no tardó mucho en llegar también entre gemidos.
Luego de aquello, ambos se quedaron unos minutos observándose totalmente complacidos sexualmente, pero no de la manera que querían, querían experimentar más, querían estar juntos en carne propia. Luego de despedirse colgaron la llamada y cada uno procedió a dormir, no sin antes limpiarse.
Al día siguiente, ya siendo un sábado, día libre para todos en la tienda. Finn le dejó un mensaje a Mary por w******p.
Finn: Buenos días querida jefa, quería decirte que disfruté muchísimo lo de anoche y espero en algún momento se repita. Por cierto, soñé contigo también.
Mary no demoró más de diez minutos en responder.
Mary: Buenos días cariño, la verdad dormí como una bebé, si así eres de bueno por una videollamada, no quiero imaginarme lo que me harás cuando nos juntemos de verdad.
Finn: ¿Yo? Sí todo lo hiciste tú, me dejé llevar y me excité demasiado
Mary: Bueno, pero verte ahí disfrutándolo aumentó mi placer. Aparte, ¿me cuentas ese sueño?
Finn: Con gusto, iré a desayunar y te lo redacto para que lo disfrutes también.
En un momento Finn se levantó a prepararse desayuno, aún desnudo se paseó por su apartamento sin importarle nada, sabiendo que tenía un par de vecinas que normalmente en las mañanas salían a tomar el sol en sus balcones.
Al llegar a la habitación de nuevo con su taza de café y unas tostadas, se tomó el tiempo de redactarle a Mary lo que había soñado, lo cual le pareció muy excitante.
Finn: “Parece mentira pero ayer volviste a mi mente. Fue de noche, no podía ser de otra manera. Te encontrabas en la cama, tras un día normal, otro tedioso día en una vida sin sobresaltos y rutinario. No me quiero desviar ya que el caso es que estabas desnuda entre las sabanas, en la duermevela habitual en estas noches veraniegas en las que nos gobierna el insomnio, cuando sentiste mi mano acariciando tu espalda. No quisiste abrir mis ojos ya que siempre te gustó el sentirme, sin verme solo eso. Aun así sería una bobada que hubieras abierto los ojos ya que no hubieses sido capaz de distinguir mi figura en la oscuridad del dormitorio.
Siempre he creído que no hay nada más sensual que la insinuación, lo no visto, lo sentido. En fin, ahí estaba otra vez mi mano, tiempo después, pero también estaban mis labios que besaban la nuca, los hombros, y seguían bajando por tu espalda mientras te estremecías y, ¿Por qué no decirlo? Te empezabas a humedecer. Deseando volver a sentir esa niña vaya, ¿para qué engañarte? Ansía el volver a ser follada por mí.
Tras mi boca iban mis manos que acariciaban tus pechos y tus labios, no puedes evitar el abrirlos un poco y mordisquear tu labio. Recuerdas lo mucho que me excitaba eso, era como un preámbulo, un aviso de que tras mis dedos iría mi m*****o. Tus sensaciones no terminaban ahí ya que notabas mi m*****o endurecerse a la altura de tu culo. Te puse boca arriba, aún con los ojos cerrados, para besarnos y para dejar que mi mano fuera a tu sexo, el notar que dos de mis dedos entraban en ti y se movían en tu húmedo sexo, el sentir que los saco bien mojados y luego acariciaba tu clítoris.
Tras eso, mi mano volvería a mi boca para disfrutar de tu esencia y sentir como me tumbaba sobre ti para morder tus pechos y frotar mi m*****o duro contra tu "botoncito".
Parece mentira que tras tanto tiempo siga con ganas de comerme esa rajita, el caso es que metía mi lengua en ti de manera muy lenta y excitante, de tal forma que tu deseabas más y más y yo iba más rápido para acelerar tus movimientos para hacer que te corrieras en mi cara. El hacer que te corras de esa manera es un acto que requiere mucha paciencia, habilidad y atención a cada una de tus sensaciones, de tus espasmos y de la forma en que siento mis labios en los tuyos (los inferiores, claro) en que sientes mi dedo en tu clítoris y como turno mis movimientos, de arriba abajo o en círculos.
El caso es que sabía comerte la v****a como te mereces. Después de una larga ducha de tus fluidos por mi cara, volvimos a besarnos y a acariciarnos, mientras más relajados nos iba poseyendo Morfeo.
Sin más espero que te haya gustado un poco”.
El mensaje quedó en no leído, hasta que cayó la noche, que fue cuando Mary tuvo tiempo de tomar su celular.
Eran las once de la noche, aún seguía siendo sábado, Mary acababa de regresar de una reunión de trabajo que tenía con los demás ejecutivos de la empresa, se encontraba exhausta, sin querer hacer más que dormir, pero recordó que había dejado un tema pendiente con Finn en su chat de w******p.
Mientras leía, en su laptop puso un vídeo porno de un trío, siendo dos chicas un chico, siendo folladas hasta más no poder. El ambiente se tornó caliente. Así que deslizó su mano bajo las sábanas y llegó directo a sus bragas, mientras comenzaba a leer el escrito de Finn.
Mary se tocó por encima su ropa interior, la cual ya estaba mojada así que se la quitó y acarició su v****a de una forma lenta, como haciéndose sufrir a si misma para tocarse más y más.
Subió su mano izquierda hacia sus pechos, no tiene pocos, en realidad sus senos están bastante bien y cualquiera querría chuparlos.
La mano derecha de Mary estaba ocupada sosteniendo el celular y sus ojos se concentraban en aquel texto enviado por Finn, imaginándose cada párrafo del mismo.
Se imagina todo tan placentero.
Apretó sus senos imaginando que era Finn quien lo hacía.
Luego llevó nuevamente su mano a su v****a y esta vez comenzó a moverla sobre ella, Mary refregó su mano para simular que fuese el pene de Finn y apretó, quería sentir algo duro, quería un pene para presionar y deseaba un montón que fuese el de su querido chico.
Los dedos de Mary hicieron paso entre los labios de su v****a y lentamente comenzó a crear círculos para sentir las oleadas de placer al tocarse el c******s. Aceleró el movimiento con sus dedos y no estaba soportando, quería algo dentro de ella, y ya que no tenía una buena v***a como la de Finn, introdujo un dedo para sentir, lo hundió lo suficiente y fue alternando movimientos dentro y fuera.
Agregó otro dedo, pero no se comparaban a un jodido pene duro. Estaba deseosa por tener a Finn dentro de ella, su mente estaba volando.
- Mmmm qué rico — dijo mientras soltaba un gemido
Los dedos de Mary entraban y salían del agujero de su humeda v****a.
Mientras tanto seguía imaginándose el texto de Finn haciéndose realidad, no podía esperar a terminar de leer para ponerse un vídeo porno y continuar su faena.
Quería tragarse esa v***a de Finn enterita. Entonces imaginó que una v***a la penetraba y aumentó la velocidad de los dedos. Entraban y salían, la v****a de Mary estaba mojada, muy mojada. Dejó el celular a un lado y llevó una de sus manos a su seno, lo apretó y luego llevó su mano a la boca. Comenzó a chupar sus dedos para simular que chupaba la v***a de Finn. No dejaba de meter una y otra vez los dedos en su v****a.
Mary estaba cerca de acabar, sentía como sus piernas comenzaban a temblar, entonces sacó los dedos de su v****a y movió en círculos sobre sus c******s.
Movió rápido hasta que sintió los fluidos de su v****a salir y su respiración alterada.