—Espero que la cabaña sea un lugar adecuado para usted y su familia—dijo en cierto momento sorprendiéndome de nuevo al querer conversar conmigo, aunque por lo visto eso no se le daba del todo bien, puesto que no parecía estar del todo cómodo. ¿Acaso se estaba forzando a hablar conmigo por obligación y su amistad con la señora Quinn?
—Lo es—mentí, no iba a revelarle a un completo extraño que en realidad aquella cabaña era todo menos una casa cómoda en la que realmente se pudiera vivir.
—La señora Quinn, fue muy amable al remodelarla para ustedes—menciono sin idea de que aquella casa, tenía mil y un defectos que aún debíamos solucionar, como aquella ventana rota, no quería volver a dormir un día más ahí con el frío infernal que se sentía en ese sitio.
—¿Hace cuanto que la conoce?—quise de
