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Estábamos felices de que finalmente pusieran la ventana nueva en su lugar, puesto que de esa forma podíamos conservar el calor de nuestro nuevo hogar, aunque estando en una casa tan pequeña con pocas habitaciones y cero espacio para nosotras mismas, así que de esa forma empezaron los problemas. Al siguiente día de visitar la hermosa residencia de la señora Quinn. Mamá nos dio una encantadora tarea, según las palabras de mi hermana Amber, quien estaba acostumbrada a ensuciarse las manos cuando tenía que hacerlo al montar a caballo. Claro que Elsie y yo no estábamos tan felices de tener que meter las manos en el jardín para quitar las hierbas, pero era eso o tener que estar adentro con los ruidosos trabajadores que únicamente hablaban del mariscos, cerveza y futbol. Prefería mil veces el s