—Entrega tu r******r, Cole. —Había dos centinelas fuera de la oficina del coronel Mathieson. Cuando Cole se acercó, uno de ellos avanzó, rifle con bayoneta apuntando directamente hacia el explorador. El segundo llamó a la puerta y entró. Mientras Cole esperaba, con las manos en alto, el segundo soldado reapareció con el ayudante de Mathieson, el teniente Owen.
—¿Me lo devolverás?
—Eso está por ver. —Owen se mordió un momento el labio inferior.
—Me duele decir lo que voy a decir, Cole. —Acompañaron a Cole al despacho y lo flanquearon mientras, desde detrás de su escritorio, Mathieson lo miraba fijamente.
Por la mente de Cole pasaron mil escenarios diferentes. ¿Qué había hecho para llegar a esta situación? Que él supiera, no había infringido ninguna ley militar, no había desobedecido órd
