En ese instante Denny logró alcanzar la pared rocosa. La zona ofrecía un ángulo invisible a los ojos de los enemigos que no lo descubrieron. Los miembros del Crepúsculo vieron dos hombres correr hacia el otro grupo, sin imaginar que también hubiese un tercero. Denny se puso al hombro la ballesta y controló el equipo y las armas, después empezó a escalar la pared. La colina no era muy alta quizás unos ciento cincuenta metros más o menos, pero la pared rocosa ofrecía poquísimos apoyos y la escalada se hizo cada vez más difícil. Llegando alrededor de los cincuenta metros de la veta, Denny no vio ningún apoyo disponible; miró alrededor buscando un recorrido alternativo que, sin embargo, no pudo hallar. No puedo volver atrás. Fue su pensamiento. Se acomodó de forma de tener al menos una mano l