Catedral de Aquisgrán, 10.00 horas
Rob intentó abrir los ojos, pero se dio cuenta que no podía. El dolor era intenso, el golpe en la cabeza le había hecho perder el sentido y ahora se intensificaba en forma exponencial. ¡Qué me pasó! Alguien me golpeó. No tuvo tiempo de entender como había terminado en una situación semejante, cuando entró alguien a la habitación. El hombre y la mujer encendieron la luz, Rob siguió deslumbrado por un instante.
-Bienvenido entre nosotros, señor Robert. Empezó el hombre.
Rob lo percibía como una sombra oscura porque tenía la vista todavía nublada.
-¿Quiénes son? ¿Cómo saben mi nombre, que quieren?
Malas preguntas. Se dijo después.
-Digo que debería responder usted a estas preguntas, dijo la mujer con voz sensual, no estamos en su casa, es usted quien s
