Nathan llego con Lana de su brazo, ella no parecía haber tenido una cirugía, se notaba su fortaleza, pensaba Nathan. Lana tenía en su mano una hermosa sortija, se notaba que Nathan se había esforzado al complacer a su mujer, pues aun cuando no se habían casado, para él ya lo era. Su familia no aceptaba a la joven, sus padres solo verla fruncían el gesto, pero lidiaban con ella, pues no querían perder a Nathan. — Que placer verles de nuevo, Saúl, Valentina. Decía Lana dándole un beso sonoro a cada uno, el rostro de sus suegros era de desprecio, pero así como sentían la fingida manera de saludar de la mujer hacían lo mismo, se les había educado en una sociedad donde es normal fingir incluso con personas desagradables. — El placer es nuestro querida. Valentina la madre de Nathan veía la